Y justo cuando pensé que había visto toda adaptación existente basada/inspirada en la historia de Cenicienta (mentira, en realidad se que hay varias que me faltan por ver), me encuentro con esta versión italiana que se ha convertido por mucho en mi favorita.
Director: Christian Duguay || Año: 2011 || No. de episodios: 2 || País: Italia
Ambientada en la Roma de la posguerra, esta miniserie de dos episodios nos cuenta de una forma moderna el clásico cuento de hadas: Aurora, nuestra Cenicienta, no solo es una talentosa pianista sino también hija de Valerio, un famoso director de orquesta. La felicidad de la niña se ve alterada cuando su padre decide contraer nupcias con Irene, una antipática mujer que, junto con sus dos hijas, le hace la vida imposible. Las cosas empeoran para la joven cuando su padre fallece e Irene convierte la villa familiar en un hotel, obligándola a trabajar como criada mientras la despoja de todos sus bienes.
Y hasta ahí la sinópsis. Como ven, es bastante cercano a lo que ya conocemos pero con nuevos elementos que encajan a la perfección, y es que todos los cambios o adiciones que vemos humanizan el relato y de alguna forma hacen que todo se sienta más real; sin alejarse mucho de la trama que ya sabemos de memoria, logra ofrecer algo que se siente nuevo y bastante atractivo. Y digo que se ha convertido en mi adaptación/versión favorita precisamente por la manera en la que fusiona lo clásico con lo moderno; el cómo se logra esto me pareció muy inteligente, y en especial hay un giro muy interesante en uno de los personajes que me ha dejado encantada.
Otra cosa que me ha encantado es que conocemos bien tanto a Aurora como a Sebastian (el príncipe), y además se agregan unos cuantos dramas familiares que enriquecen a los personajes como nunca había visto que se hiciera en otra adaptación (o bueno, tal vez sí, pero de manera diferente). Y probablemente mi parte favorita de las cosas nuevas con las que nos encontramos es que llegamos a ver un primer encuentro entre estos dos personajes teniendo Aurora trece años, así que podríamos decir que no es insta-love al 100% (plus, a Sebastian le gusta escribir y le presta a Aurora el cuento El Príncipe Felíz de Oscar Wilde). Podría contarles más sobre las variaciones pero no quiero arruinar la experiencia que supone descubrirlas poco a poco.
Aunque no es en sí una película, bien podría verse como una. No obstante, creo que haberla hecho a manera de miniserie de dos episodios fue un gran acierto, pues en ningún momento se siente apresurada y, aun cuando ves los dos episodios de corrido, tampoco llega a sentirse lenta.
En fin, si gustan de esas historias que parecen no envejecer y tienen la oportunidad de ver esta magnífica versión de uno de los cuentos de hadas más populares, no duden en hacerlo porque con bellos escenarios, buenas actuaciones y un encanto propio, Cenerentola tiene todo para enamorar.