Hablar de nuestras emociones con nuestros hijos no es siempre fácil pero es necesario para crecer y madurar. No debemos esconder nuestras emociones ni privar a nuestros hijos que las tengan, aunque esa emoción sea un momento de rabia puntual. Debemos permitir que la expresen, no hay nada malo en sentir esta emoción al igual que no es malo tener otra cualquiera, lo malo es el modo en el que la expresamos si no sabemos canalizar la rabia adecuadamente por ejemplo. Por eso es importante que les ayudemos a identificarlas y a expresarlas a la vez que empatizamos con esa emoción que sienten.
¿Qué son las emociones? ¿Es lo mismo una emoción que un sentimiento o existe alguna diferencia?
Las emociones son estados puntuales de alegría, rabia, miedo, frustración, … producto de un elemento externo a nosotros, algo que ocurre alrededor nuestro que nos provoca cambios físicos y psíquicos. A diferencia de los sentimientos que son algo más permanente las emociones son reacciones psicofisiológicas a determinados estímulos, reacciones que nos permiten adaptarnos a lo que sucede ya sea una persona, un objeto, una canción, unas palabras, un recuerdo …
Psicológicamente, las emociones producen cambios en nuestra atención. Por ejemplo un niño en plena rabieta es incapaz de prestar atención a lo que le decimos y sigue inmerso en su frustración y rabia, digamos lo que digamos, por ello es importante que le ayudemos a calmarse intentando no decir nada en ese momento ni alterarnos nosotros.
A nivel conductual también provocan cambios en el modo de actuar. Siguiendo el ejemplo, vemos como un niño altamente frustrado puede empezar a gritar, llorar, tirarse por el suelo, a decir cosas inapropiadas o romper algún objeto. En estos casos lo que tendremos que hacer es enseñar modos menos disruptivos y más apropiados de expresar su rabia.
Y a nivel fisiológico es evidente que cada una de las emociones producen alteraciones en nuestro sistema cardíaco, respiratorio, muscular y endocrino.
¿Cómo y cuando hablar de las emociones que sentimos con nuestros hijos?
Cualquier momento es bueno para hablar de cómo nos sentimos, un cuento, una película, un suceso determinado nos puede servir para hablar de las emociones sea cual sea la que nos despierte en ese caso. Tristeza, rabia, felicidad, vergüenza, frustración, alegría, miedo …
Los cuentos son grandes herramientas que nos permitirán abrir el mundo de las emociones a nuestros hijos. Los personajes y las historias de los cuentos nos ayudarán a que nuestros hijos vayan identificando cada una de las emociones que les hagan sentir o sientan los protagonistas. No desaprovechemos la oportunidad para pararnos y comentar por qué se sienten de ese modo y qué reacciones tienen o sienten en sus cuerpos. La identificación de las emociones es el primer paso para adquirir una buena conciencia emocional imprescindible para ser personas emocionalmente inteligentes y competentes.
Recuerda que no es suficiente ser un alumno brillante en el cole para llegar a ser una persona competente en la vida. La inteligencia emocional es la llave que puede abrir muchas puertas para el éxito personal y profesional en el futuro de nuestros hijos. Ayudémosles a desarrollar esta inteligencia desde el principio, hablándoles de las emociones, poniéndoles nombre, identificándolas y reconociéndolas.