Libro: Hablar solos
Autor: Andrés Neuman
Edita: Alfaguara
ISBN: 978-84-204-0329-8
PVP: 18,00 € (9,49 € en versión Kindle)
La historia en sí es sencilla: padre enfermo de una enfermedad incurable, hijo con mirada inocente hacia este hecho y esposa que ve su pasado y futuro, de repente, en un cruce de caminos de pasados, presente y futuro. No hay más. Pero detrás de esta historia tan aparentemente sencilla está la genialidad de quién la cuenta y de cómo lo hace. ¿Se imaginan una coral a tres voces? Tres voces calladas, hablando hacia dentro, diciéndose a sí mismos lo que quisieran que otros escucharan para reafirmarse en lo que sienten, para someterse al juicio propio. Se suceden los capítulos, primero habla el niño, luego el padre, luego la madre, para luego volver al hijo, y así sucesivamente en una cadena de monólogos que nos van descubriendo por capas la historia y nos hacen entrar en sus sentimientos de manera que, desde puntos tan distantes, poco a poco nos vamos acercando a un punto de encuentro final donde sólo nos queda la voz de ella, de Elena, que acaba la historia con un portazo, con un sordo silencio.
Andrés Neuman, a pesar de su juventud, es un escritor maduro. Es capaz de meter en un mismo libro, de apenas 179 páginas, a tres narradores: un niño de ocho años, un hombre que quiere contar todo lo que siente en minutos porque sabe que va a morir pronto, que no le queda tiempo, y una mujer que se encuentra perdida en un mar de sentimientos confusos, en mitad de una vida que no sabe si ha sido la que quiso tener y con un camino incierto que recorrer, con un hijo al que apenas empieza a conocer como madre en soledad. Los tres narradores con el mismo nivel de credibilidad, como si hubieran sido tres escritores y no uno los que hubieran escrito el libro.
Hace poco una amiga me comentaba que había leído Claus y Lucas porque yo lo había recomendado en este blog y le dije que no, que a mí me había gustado pero que no necesariamente eso significaba que a ella le fuera a gustar. De hecho, de haberme pedido consejo no se lo hubiera recomendado porque sé, por lo poco que la conozco, que no le gustaría. Amiga Loli, si estás por ahí, este sí, léelo que seguramente te gustará. Tengo alma de librero, de esos de toda la vida, de esos a los que le gusta recomendar a gusto del lector.