Revista Salud y Bienestar
Los movimientos que estamos viendo estos días, del estilo #nolesvotes o #democraciareal, están intentando demostrar a los políticos que muchas veces los partidos políticos no representan a un número creciente de ciudadanos. Ahora, con internet, es mucho más fácil aunar esfuerzos, compartir ideas y lanzar mensajes comunes, y seguro que más de un político está aprendiendo rápidamente a usar twitter para saber que ocurre en #acampadasol o quien está lanzando mensajes criticando el programa electoral de tal o cual partido.¿Podemos trasladar algunas ideas de este movimiento incipiente a la sanidad? Por supuesto y de hecho ya lo hemos hablado muchas veces:- ¿Quien asesora a los políticos? ¿Por qué se pregunta siempre a los lobbies de poder y nunca al profesional o a los pacientes? Algún día se darán cuenta que la masa crítica está en otro sitio y que la inteligencia colectiva es algo más que una frase.- Las organizaciones representativas (colegiales y profesionales) y sindicales empiezan poco a poco a darse cuenta de que se representan a si mismos y que los profesionales confían cada vez menos en ellas. Un ejemplo ficticio para ir practicando sería la próxima reforma de la Ley General de Sanidad. Lo habitual sería que el gobierno hablara con sindicatos, colegios, sociedades científicas y demás para pedirles consejo, y ocurriría lo de siempre. ¿Por qué no puede arbitrarse otro medio de consulta? ¿Por qué no hablar directamente con profesionales, pacientes, ciudadanos para que expongan sus ideas y que estas tengan la misma validez que las otras?Llega el momento de replantearse las cosas, de pensar si realmente los grupos de presión representan a alguien y de que los decisores busquen interlocutores alternativos, por si los de siempre fallan, o se quedan sin argumentos. Quizás asomándose a las redes encuentren ideas realmente útiles...Eso sí, si en breve ocurre algo así, nadie puede quedarse callado, que a la hora de criticar todos se apuntan, y a la hora de aportar pocos pueden o quieren.