Surgió en París en los años 20 y 30 y se definió como un sólido estilo decorativo: la elegancia y la sofisticación sin estridencias. Hoy, sus diseños vuelven a ser cotizados objetos de deseo.
Ideal para aportar un toque retro y , a la vez, vanguardista en ambientes urban chic.
Lo detectarás por ser una evolución del Art Noveau, sus influencia son bastante eclécticas: el antiguo Egipto, el arte tribal, el cubismo, el futurismo… geometriza las formas -zigzags, trapecios, círculos- y recurre a la simetría y a los tonos vivos.
Se usan muchas maderas, pero sobre todo el ébano. Los materiales son la clave: dominan el acero cromado, el hierro forjado, el cobre y la plata, y el vidrio que se vuelve traslúcido en vajillas, jarrones y lámparas. Se rescata el lacado y triunfan los muebles forrados con pergamino o pieles de animal -tiburón, potro o serpiente-.
Diseños abstractos, figuras femeninas, de animales, fuentes, olas, espirales, sencillos filetes de marfil con rombos y los pies de curva discreta.
Impregnó todos los campos artísticos, del diseño a la arquitectura, el cine, la pintura, la moda o la escultura.
Lo verás en J.E. Ruhlmann o P.Legrain en mueble, en Lalique en vidrio y joyas, J.Dunand en metalistería o Puiforcat en plata. Además, Baccarat, Christofle o Jensen han adoptado este estilo en algunas colecciones y piezas, así como diseñadores más modernos como Le Corbusier.
Lo encontrarás en almonedas y anticuarios espeacilizados pero si sólo quieres admirarlo puedes verlo en el Museo de Artes Decorativas de París o en el met de Nuevo York. En España, la joya es el Museo casa Lis, en Salamanca.
Fuente: Nuevo Estilo
Imágenes: Pinterest