Revista En Femenino

Hablemos de Autismo

Por Mamikanguro @MamiKanguro

En muchos casos del llamado “mal comportamiento”, el niño no está haciendo más que responder de la única manera en que es capaz de acuerdo a su edad y experiencia, a la desatención de sus necesidades básicas. Algunas de estas necesidades son: el sueño y la nutrición, el tratamiento de una alergia oculta, el aire fresco, ejercicio y la libertad para el explorar el mundo que le rodea. Pero su mayor necesidad es la de recibir la atención de sus padres.
Actualmente son pocos los niños que reciben suficiente tiempo y atención de parte de sus padres, que continuamente están muy ocupados y absortos por sus propios problemas y preocupaciones como para tratar a los niños con paciencia y empatía.

autismo

Foto: Mario Bacchin

Autora: Pato Rearte

1. Golpear a los niños les enseña a convertirse en golpeadores. 
Los niños, por naturaleza, aprenden a comportarse observando e imitando a sus padres, ya sea para bien o para mal. Por lo tanto, es responsabilidad de los padres dar un ejemplo de empatía y sabiduría.

2. El castigo impide al niño aprender a resolver conflictos de una manera humana y efectiva.

Como escribió el educador John Holt, “cuando atemorizamos a un niño, paramos en seco su aprendizaje”.
Un niño a quien se golpea se concentra en sus sentimientos de ira y venganza, y así se pierde la oportunidad de aprender métodos más efectivos de resolver problemas. Por lo tanto, un niño golpeado aprende muy poco acerca de cómo manejar o prevenir situaciones similares en el futuro.

3. Los golpes interfieren con el vínculo entre padres e hijos, ya que no está en la naturaleza humana amar a quien nos lastima.
El verdadero espíritu de cooperación que todo padre desea solamente puede construirse a través de un fuerte vínculo basado en sentimientos mutuos de amor y respeto.

4. Los golpes, aunque en apariencia funcionen, solamente producen un supuesto buen comportamiento basado en el temor, el cual puede mantenerse hasta que el niño tiene edad para oponerse.
En contraste, la cooperación basada en el respeto se conservará permanentemente, y traerá años de felicidad mutua al niño y a sus padres a través del tiempo.

5. Muchos padres nunca aprendieron en su propia infancia que hay maneras positivas de relacionarse con los niños.
Cuando el castigo físico no logra los resultados deseados, y si los padres desconoces otros métodos, los golpes pueden incrementarse tanto en frecuencia como en intensidad o en acciones mucho más peligrosas para la integridad del niño.

6. La ira y frustración que no pueden ser expresadas de manera segura por un niño se quedan en su interior.
La ira acumulada por años puede explotar frente a los padres cuyo hijo ahora se siente suficientemente fuerte para expresar su enojo.

7. El castigo físico parece producir “buena conducta” en los primeros años, pero siempre será a un precio muy alto, pagado por los padres y toda la sociedad cuando el niño entre en la adolescencia y la edad adulta.

8. Los golpes en las nalgas, una zona erógena en la infancia, puede crear en la mente del niño una relación entre dolor y placer sexual que puede acarrear dificultades en la adultez.

9. Los anuncios en algunas revistas “alternativas” del tipo “Quiero unas nalgadas” atestiguan las tristes consecuencias de la confusión entre dolor y placer.

Si un niño recibe poca atención de sus padres, excepto cuando le pegan o lo castigan, los conceptos de dolor y placer se mezclan en la mente del niño. Un niño en esta situación tendrá poca autoestima y creerá que no se merece nada bueno


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