Hablemos de… el sillón Butterfly

Su diseño de líneas sencillas, su funcionalidad y su indeformable y estable diseño rompió moldes y se ha convertido en icono de la modernidad.

Fue creado en 1938 por un grupo de jóvenes arquitectos y se conoce no sólo como sillón Butterfly sino también como BKF (apellidos de los diseñadores), Antonio Bonet, Juan Kurchan y Jorge Ferrari-Hardoy.

Su original estructura tubular de acero y la tapicería de cuero marcaron un hito por su sencillez de líneas y su éxito lo convirtió en un indicador de la modernidad de los interiores que se publicaban en las revistas de la época. Desde 1950, el sillón forma parte de la colección permanente del MOMA de Nueva York.

Una característica de este modelo es que, a pesar de que pueda parecer todo lo contrario, puedes sentarte en varias posiciones sin perder nunca el equilibrio. Ideal en cualquiera de sus tejidos se adapta a ambientes de toda la casa ya sea en salas de día, despachos, dormitorios o hasta habitaciones infantiles.

En color cuero, blanco o en negro la BFK es todo un icono del diseño retro que sigue de máxima actualidad. Un diseño actual que es considerado como el más copiado de la historia del diseño.

Está realizada a partir de una estructura de barras curvas de acero que sostienen una funda volada sobre la que recae el peso del cuerpo, de la misma manera que en una hamaca. En su origen, esta funda era de cuero en tono natural pero con el tiempo salieron variantes en lona, piel de vacuno, potro…