El 28 de septiembre, cerca de Boston un “aspirante a yihadista” que quería atacar el Pentágono y el Congreso fue detenido e inculpado. Graduado en física, Rezwan Ferdaus habría comprado, el pasado agosto, un avión a modelo escala, el F-86 Sabre, cargado de explosivos C-4 y teledirigido contra los dos símbolos del poder norteamericano. La petición fiscal indica que quería contar con otras dos copias de aviones caza de menos de 2m de largo y 1.60 de ancho, para utilizarlas como aviones “drone” con el mismo propósito. Paradójicamente, los agentes del FBI que lo detuvieron, impidiendo este posible crimen, no fueron ni acosados ni encarcelados, no hablemos ya de entablar un proceso judicial.
La reflexión anterior puede parecer descabellada, incomprensible. Y sin embargo…
En los años 90, en Miami y desde una relativa sombra, cierto número de grupos anticastristas -Alfa 66, Omega 7 Partido Nacional de Unidad Democrática (PUND), etc… organizan y llevan a cabo incesantes infiltraciones, ataques y atentados contra Cuba. La Fundacion Nacional Cubano-americana (FNCA), la más importante de las organizaciones en el exilio, de apoyarlas lo hace bajo manga, preocupada de guardar su condición de organización pública y “exclusivamente política”. Sin embargo, con el objetivo de hacer más fuerte la presión sobre la isla, este respetable círculo se dota de una estructura clandestina, el Frente Nacional Cubano (FNC). Su creación se trama durante los congresos anuales de la FNCA mantenidos en Naples (Florida) y en 1993 en Santo Domingo (República Dominicana). Una veintena de dirigentes participan en esas reuniones como Jorge Mas Canosa (entonces presidente de la FNCA), Alberto Hernández, Luis Zuñiga Rey (quien dirigirá el FNC), Horacio García, Roberto Martín Pérez, José Francisco “Pepe” Hernández (actual presidente de la FNCA), Ángel Alfonso Alemán, Guillermo Novo Sampol, etc.
Uno de los miembros de la junta directiva, el empresario José Antonio Llama Muñoz, aporta a título personal 1,471.840 dólares para financiar futuras operaciones. Para ello, crea una sociedad tapadera, la Nautical Sports inc y contrae un préstamo en la International Financial Bank. Gracias a estos fondos, el grupo paramilitar pronto dispone de un helicóptero, siete embarcaciones rápidas, explosivos y… diez modelos de aviones a escala a control remoto para utilizarse contra objetivos económicos cubanos o en un atentado contra Fidel Castro.
Para infiltrar estos grupos criminales e informar a La Habana de las operaciones en preparación, cinco agentes antiterroristas cubanos -Gerardo Hernández, Ramón Labañino, René González, Fernando González y Antonio Guerrero- se encontraban en Miami desde principios de los 90.
Conocemos cómo sigue la historia (al menos parcialmente). Si los planes que implicaban los diez mini aviones teledirigidos no siguieron adelante, fue a causa de la captura accidental, en 1997, del yate La Esperanza (que pertenece a Llama Muñoz), que transportaba en la Isla Margarita (Venezuela) un comando encargado de asesinar a Fidel Castro, con ocasión de una cumbre Iberoamericana. Sometidos a investigación y bajo presión, los conspiradores se apresuraron a librarse de ese material comprometedor. En cambio, la acción preventiva de los “Cinco” agentes “no declarados” del gobierno cubano, les costó el ser detenidos en 1998 y después condenados en diciembre de 2001 en Miami por la juez Joan Lenard por “conspiración”, apenas retando a la imaginación (de quince años a dos perpetuas más quince años). No obstante, en 1999, mientras que estaban encarcelados, Llama Muñoz, sin que su testimonio hiciera inmutarse a nadie, confirmaría la legitimidad de su misión. Sometido a serias dificultades financieras que lo habían llevado a la ruina y volviéndose contra sus amigos de la FNCA, presenta una denuncia y reconociendo la financiación del terrorismo, evoca el papel de su aporte de fondos en la adquisición, de entre otros, de los famosos diez aviones a control remoto.
Volviendo a la detención estos días de Rezwan Ferdaus, podemos permitirnos elaborar un teorema -”Teorema Clinton-Bush-Obama·: ” Lanzar modelos de aviones a escala cargados de explosivos sobre objetivos americanos es un crimen; intentar de impedir que alcancen los blancos cubanos es merecedor de ser condenado en un calabozo”.
De su calabozo de Marianna (Florida), uno de los “Cinco”, René González, condenado a quince años de prisión, saldrá el 7 de octubre. Hace siete meses su abogado presentó una moción pidiendo que pudiera entrar sin dilación en su país, Cuba. El 16 de septiembre, tras la carta de petición de la fiscal Caroline Heck Miller, que representa al gobierno de Estados Unidos, la juez Lenard se negó, alegando que si accede a esta petición, no podrá “evaluar si el pueblo estadounidense está protegido de futuros crímenes que el condenado podría cometer”. Así pues, René estará obligado a vivir los tres próximos años en “libertad vigilada” en territorio norteamericano.
Se puede hablar de crueldad gratuita: tras quince años de prisión injusta, le seguirá siendo imposible vivir con sus hijas, Ivette e Irma y sobre todo de poder ver al fin a su mujer quien, desde hace once años, las autoridades norteamericanas rechazan el visado para visitarle. Se puede hablar también de irresponsabilidad: la extrema derecha cubana en Miami, en el sentido visceral de la palabra, odia a los “Cinco”. Y no ha renunciado a sus métodos expeditivos. En 2008, debido a sus desencuentros con la FNCA, Llama Muñoz fue víctima de un atentado. Que hubiera escapado no significa que el peligro haya pasado y con más razón con respecto a René.
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Traducido para Rebelión por Olimpia Grajales