La rosácea es una afección crónica que está caracterizada por la dilatación de grupos capilares cercanos a la superficie de la piel, producen eritema (enrojecimiento) inflamación de las mejillas, la nariz, la barbilla, la frente, párpados, telangiectasia (dilatación de los vasos sanguíneos superficiales de la cara) y erupciones en la piel parecidas al acné.
Además del enrojecimiento, la rosácea puede producir, también, un ardor constante en la piel y sensibilidad extrema al tacto. Incluso puede causar inflamación de los párpados y, en algunos casos, puede deteriorar la visión.
Aunque se desconoce la verdadera causa de la rosácea, existen factores que la agravan:
- Predisposición genética
- fluctuaciones hormonales en el embarazo o menopausia
- Tensión emocional o estrés
- Excesivo calor o frío
- Cosméticos y productos para la piel que contengan alcohol
- Vasodilatadores
- Bebidas alcohólicas y con cafeína
- Alimentos muy condimentados
Esta afección puede presentarse de manera intermitente hasta volverse permanente e incluso extenderse por otras partes del cuerpo.
Afecta a personas de piel blanca mayormente personas de ascendencia europea noroccidental, (En Gran Bretaña e Irlanda se la apoda «la maldición de los celtas».)
Esta afección es más frecuente en mujeres entre 30 y 50años aunque los hombres pueden padecerla de manera más severa con una proliferación de diminutos tumores y tejido engrosado que hace que la nariz se torne bulbosa y amoratada. (Ej.: Rembrandt)
Recomendaciones:
- Evite el esfuerzo prolongado en climas cálido
- Evite la exposición al sol y utilice protector solar todos los días, elija uno cuyo ingrediente principal sea el dióxido de titanio (titanium dioxidé). Esta sustancia irrita menos a la piel afectada
- Procure reducir el estrés practicando alguna técnica de relajación.
- Limite el consumo de comidas condimentadas, el alcohol y las bebidas calientes
- Usar un jabón suave y natural y enjuagar con agua tibia (ni fría ni caliente)
- No usar cremas antiarrugas, limpiadores o s exfoliantes.
La rosácea no es peligrosa para la salud y no es curable, pero usualmente se puede controlar con tratamiento. Existen antibióticos orales que pueden controlar las erupciones cutáneas y otros medicamentos que son similares a la vitamina A, pero esto debe ser evaluado y recetado por un dermatólogo. En casos graves, la cirugía láser puede ayudar a reducir el enrojecimiento.