Revista Cine

Hablemos de sexo

Publicado el 29 noviembre 2011 por Rehlu
Hablemos de sexoCuando el sello identificable de un admirado y visionario director sólo se atisba desde lo más profundo hay dos opciones. Bien dejarnos seducir por un halo nostálgico y sentenciar que nos encontramos ante su obra más academicista o por el contrario, reconocer la genialidad de un cineasta testando nuevas experiencias. El universo creado por Cronenberg en sus primeras cintas no encuentra lugar para acomodarse en Un método peligroso. Ahora es nula la interacción de las máquinas con los humanos así como el uso de las drogas o la realidad virtual para concebir una nueva percepción. Cronenberg se edulcora pero no con azucar. Vale que los frikis del gore verán su último trabajo como un insulto pero de ahí a considerar que el cineasta se hace mayor hay un trecho. Si fuera así, bienvenida vejez cronenbiana nos aguarda.
Precedida de dos joyas en la filmografía de Cronenberg, Una historia de violencia (2005) y Promesas del este (2007), favorables críticas en Venecia y uno de los mejores trailers del año que auguraba un mar de emociones, la última cinta del director de Videodrome (1983) se convertía en la película más esperada del otoño. Y ya se sabe, el que espera, desespera.
Hablemos de sexoCon unos iniciales títulos de crédito envueltos en las manchas de tinta del test de Rorschach, Cronenberg ya vaticina nuestra asistencia a una terapia. Requiere el esfuerzo del espectador ya que no es tarea fácil salir de su consulta sin lograr buenos resultados. Diálogos densos con empleo casi constante de metáforas, frases que necesitan un bagaje para interiorizarlas y severas críticas a la condición humana cuyo análisis advierte la importancia de un buen reposo para su disección. Por lo que un segundo visionado es esencial para su completo estudio.
La historia basada en la novela “A Most Dangerous Method” de John Kerr, quien también firma el guión de la película, nos traslada a los primeros años del siglo pasado para ser testigos de las relaciones tanto profesiones como personales del psiconalista Sigmund Freud, su colaborador Carl Gustav Jung y Sabina Spielrein, paciente de este último.
Hablemos de sexoCon un arranque prometedor, en el que los alaridos y aspavientos de una Keira Knightley soberbia pidiendo a gritos un Oscar, el metraje pausado a ratos se va degustando como un buen vino. Las primeras escenas en las que apreciamos como el psicoanálisis empleado por Jung desgrana el origen de la histeria de Sabina dando lugar al fuerte vínculo creado entre ambos rezuma un excelente ejercicio teatral llevado al cine. Con unas poderosas interpretaciones del omnipresente Michael Fassbender y Knightley, la cinta, en este primer acto, se inmiscuye en los recovecos de la mente humana para alcanzar, con la presencia de los personajes de Viggo Mortensen y Vincent Cassel, la vulnerabilidad del cazador.
La evolución de los protagonistas es clave para la resolución. Sus contradicciones y experiencias les hacen tomar caminos opuestos. Mientras que Jung oscila de la formalidad al descontrol, Sabina emprende el viaje del caos al compromiso. Resulta estimulante ver como ambos son marionetas de una sociedad cuyas leyes morales son altamente discutibles. Ahí Cronenberg utiliza el arte para abrir un interesante debate.
Hablemos de sexoUn método peligroso es una obra incómoda, fascinante y ante todo reflexiva. Lapida jugar a ser Dios otorgando varias teorías sustanciales y responde a interrogantes impulsados por la propia sociedad.
Si lo meditamos este nuevo Cronenberg sólo dista en la forma ya que el fondo sigue siendo el mismo. Nunca dejó de emplear el psicoanálisis.
Lo mejor: la entrega de los actores.
Lo peor: que el envoltorio no la convierta en un producto identificable de su director.

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