Revista En Femenino

Hablemos del colecho

Por Ladya
Este en su tema del que he hablado en alguna ocasión, pero en el que no había entrado en profundidad. Era de esas cosas que siempre te quedan pendientes y nunca encuentras el momento para ponerte con ello. A parte, supongo que a muchas ya no os afecta el tema, porque tenemos niños ya mayorcitos...
Pero, como siempre, un día u otro acabas encontrando un ratito para sentarte y escribir sobre ello ( aprovecho ahora, mientras Alex duerme a mi lado, en nuestra cama y escribo con un solo dedo, ya que ella agarra mi otra mano...) y, tal vez alguna mama muy reciente me lea y le resulte útil mi experiencia o se sienta identificada...
Cuando nació mi hija y la metí a dormir en nuestra cama, no sabía apenas que existía un nombre para ello. De hecho, podría decir que, desde que tengo uso de razón, he compartido habitación con mi madre y mi abuela y, en ocasiones, he compartido incluso la cama, pero nunca de los jamases, había oído lo de "Colechar".
En nuestro caso, el colecho empezó como una necesidad más que por convicción. Supongo que, por el tipo de educación recibida y por el convencionalismo social, no contemplaba de ninguna de las maneras, el dormir los tres juntos en la misma cama.
Mi intención era que Alex durmiera con nosotros, pero es su moisés.  La intención de ella era completamente opuesta: Dormir con nosotros.
Las primeras noches intentamos ponerla en el moisés, pero era como si le diera descargas eléctricas. A la que notaba que la estabas bajando, se ponía a llorar con toda su alma. Daba igual que estuviera despierta o dormida, porque al notar el movimiento, se despertaba y lloraba.
Como opción y sintiendome mal por hacer algo " malo ", optamos por ponerla a dormir en medio de la cama. Aunque las noches así eran más llevaderas, lo pasaba fatal pensando que podía chafarla yo o su padre, por lo que me dormía en posiciones que ni los contorsionistas del Cirque du Soleil son capaces de adoptar!!!
Así pasamos un par de meses. Luego, con paciencia, empezó a dormir en el moisés...Eso si, podíamos llegar a estar una hora allí para que durmiera.
Esto duró desde los 2 meses hasta los 6, momento en que decidimos pasarla a la cuna grande, ya que el moisés le quedaba ya pequeño.
No se si fue este cambio o que, pero a partir de los 6 meses empezó a dormir fatal. Se despertaba cada hora, lloraba,...Bueno, no se si os lo podéis imaginar lo que era aquello...Podía llegar a tener unos 10 despertares por la noche!!!
Con lo que, un día, harta de no dormir y, pasando de lo que pudiera pensar nadie, decidí desmontar una de las barandillas de la cuna y atarla a nuestra cama.
Debo decir que, durante todo ese tiempo, Alex durmió siempre en nuestra habitación. Aún recuerdo el careto de la enfermera en una de las revisiones cuando nos pregunto donde dormía y le dijimos que en nuestra habitación. No se atrevió a decirnos nada, pero con la mirada lo dijo todo...
Creo que, durante esos 6 o 7 meses, fui perdiendo todo ese "temor" al que dirán. O tal vez es que dormir con ella se convirtió en algo tan rutinario que pasó a ser normal...Sea como fuere, aceptamos el colecho como una parte más de nuestras vidas.
A nivel práctico, nunca me planteé que para practicar el colecho existieran recomendaciones, pero con el tiempo he descubierto que en Internet hay mucha información al respecto. La mayoría de las pautas que se dan me parecen muy exageradas. Otras, en cambio me parecen muy acertadas... Si queréis leer un poquito más sobre ellas, podéis visitar la web de Dormir sin llorar ( si lo reproduzco aquí iba a quedar muy largo!!!).
Tuve la suerte de que la cama y la cuna quedaban al mismo nivel, así que no necesité excesivos inventos y la cama y la cuna quedaron perfectas. Más tarde cambiamos nuestro colchón y, como era mucho más grueso, tuvimos que poner otro colchón en la cuna de Alex.
Cada cierto tiempo reviso la cuerda con la que tengo atada la cuna  a la cama para que no se suelte mucho y procuro que la separación entre los dos colchones sea mínima...Fuera de eso, no creo que hayan muchas más cosas importantes a la hora de colechar ( bueno, yo no bebo, ni fumo, ni tomo drogas...que también es algo importante ).
Alex tiene ya 27 meses y sigue durmiendo con nosotros. Durante todos estos meses ha habido de todo: Noches con 1 o 2 despertares y otras de 7 u 8, noches con pocos lloros y noches con llantos inconsolables, noches al borde de un ataque de nervios por parte nuestra, noches con fiebres de 40º, noches de pedir agua una y mil veces, noche de pedir tetita,...Muchas noches, sobre todo al principio, cuando Alex se había despertado ya 3 o 4 veces y yo estaba en un estado entre despierta y dormida, me juraba que al día siguiente empezaba con el método Estivill ( si, ya veis, la carne es débil...). Pero por suerte, a la mañana siguiente, cuando recuperaba las funciones de mi única neurona normofuncionante, me arrepentía de ni tan siquiera habérmelo planteado.
Así que, para resumir, en total llevamos 27 meses sin dormir una noche entera. Y, aunque al final el colecho nos ha facilitado la vida y, sin dudarlo, lo recomendaría a cualquiera, debo admitir que, no es una experiencia tan maravillosa como se suele explicar ( al menos en nuestro caso ), ya que, supuestamente. al colechar se reduce el número de despertares, pero en nuestro caso no es así. Pero obviamente nos ha sido de gran ayuda con la lactancia.
Así que, ya veis, con el colecho tengo esa dualidad que me impide valorarlo de forma positiva o negativa, porque para mi tiene las dos cosas... Y no se hasta cuando durará, pero tengo claro que, cuando llegue el día en que duerma sola, la voy a echar de menos, sobretodo sus abrazos y sus besos ( aunque también agradeceré que no este hurgándome en el escote todo el rato para dormirse...).

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