El hospital y la iglesia Jesús Nazareno de México, fundado y financiado por Hernán Cortés y que sigue en funcionamiento medio milenio después
Los ‘atrasados, fanáticos y sangrientos’ españoles que habían llegado a América antes que nadie (salvo los ancestros de los nativos, veinte o treinta mil años antes), se ocuparon de que en los nuevos territorios hubiera los mismos servicios públicos que había en España. Universidades, catedrales, colegios, infraestructuras y hospitales, muchísimos hospitales fueron construidos para beneficio de todos, españoles, indios y mestizos. El primer hospital lo fundó Hernán Cortés hace nada menos que cinco siglos
En el año 1524, siete años después de que los primeros españoles pusieran sus pies en lo que hoy es México (Hernández de Córdoba, 1517), y solo tres desde que Hernán Cortés y sus aliados indígenas acabaran con el cruel y antropófago Imperio Azteca, se erigió el primer hospital de la Historia de América en lo que pronto sería el virreinato de la Nueva España.
Hace medio milenio los conquistadores y exploradores españoles seguían asombrándose, casi a cada momento, con las infinitas maravillas que iban descubriendo en el continente recién hallado. Pero también observaron la falta de servicios imprescindibles (sobre todo en sanidad y educación), por lo que apenas pacificado el territorio empezaron a construir colegios, universidades (en las que existía desde el principio la Cátedra de Lenguas Indígenas) y hospitales. Así, en 1524, Hernán Cortés ordena y patrocina la construcción del primer hospital de la Historia de América del Norte (en Colombia y en República Dominicana se fundaron otros antes, aunque el de México fue el primero en acoger pacientes), que es el Hospital de Jesús Nazareno, aun hoy en funcionamiento.
Cortés ordenó que allí se atendiera a todo enfermo o herido que se presentara, fuera indio, mestizo o español, noble o pueblo llano. Además, dotó a la institución con grandes campos de cultivo a su alrededor, por lo que la alimentación estaba asegurada para todos los ingresados. Y en su testamento Cortés especificó: “Para los gastos de la obra del dicho hospital señalo especialmente la renta de las tiendas y casas que yo tengo en la dicha Ciudad de México”. Eran tiempos de grandes epidemias, de peste, sarampión, viruela, por lo que allí se atendió a miles de personas sin distinción de raza o clase social gracias a Hernán Cortés, un ‘desalmado genocida’.
Desde entonces fueron muchos cientos los hospitales fundados por España en las provincias americanas desde Río Grande hasta Tierra de Fuego (sólo en el siglo XVI, 210, más otros 130 en Cuba), y no son pocos los que siguen funcionando. Ninguna otra potencia colonizadora dejó tanto allí donde estuvo.
También en 1524 se ofició la primera boda mestiza (y primera boda cristiana) de la historia del nuevo continente. El propio Hernán Cortés fue el oficiante, y los cónyuges fueron Juan Jaramillo (uno de los capitanes del conquistador) y la india Malinche, bautizada doña Marina; ésta nunca dejó de agradecer a Cortés todo lo que hizo por ella: “Agradezco que soy cristiana, tengo un hijo con el señor Cortés y estoy casada con un caballero, el señor Juan Jaramillo”. En este sentido se puede mencionar el episodio en el que, al poco de la conquista de México, varios indios fueron a protestar porque sus mujeres se habían ido con españoles; Cortés exigió que se localizara a las mujeres y las llevaran ante él, llegado el momento les preguntó si querían volver con sus maridos o preferían quedarse con sus parejas españolas. De las aproximadamente treinta mujeres, sólo una pidió volver con su marido indio, las demás se quedaron con los españoles. ¿Por qué motivo elegirían a aquellos terribles barbudos?
Esto indica la total ausencia de racismo entre los conquistadores. Algo que se confirma al comprobar que en Hispanoamérica, actualmente, entre el 75 y el 95 por cien de la población es india o mestiza. Para valorar la forma de pensar y sentir de los conquistadores es oportuno preguntarse ¿cuántos mestizos dejaron los ingleses en la India o en la actual EE UU, cuántos Francia en el norte de África, cuántos Holanda en Indonesia o Sudáfrica, cuántos Bélgica en el Congo?
Es evidente que las actitudes y acciones de la gran mayoría de quienes se embarcaron en la aventura americana (siempre hubo, hay y habrá sinvergüenzas) no son las de quienes sólo quieren matar y saquear.
CARLOS DEL RIEGO