Revista Cultura y Ocio

Hace cuarenta años.16

Publicado el 06 diciembre 2018 por Anticuario

         Yo era un joven prometedor. Nuestro director, que era un poco facha, además de sarasa, un día se subió al podio que había en el comedor de alumnos, desde el cual gustaba de dirigirse a todos:

         -Majines: acaban de legalizar al partido comunista de España. Bien, chicos, dicen que estamos en una democracia y que todos los partidos han de tener representación. Pero es que el partido comu- nista no tiene nada de democrático.


          Y se quedaba así, tan ancho, aquel gigante del norte de Pa-lencia, de manos descomunales, hombros estrechos y pandero pro-minente. Y esas gafas de pasta que le daban un toque de fragilidad
a su feroz aspecto de oso montañés metido a salesiano. Por aquel tiempo la iglesia paría semejantes engendros en Castilla y los ubi-caba en puestos de responsabilidad, como director de nuestro curso
académico.


           Yo estudiaba BUP en la laboral de Zamora, un estableci-miento deprimente y castrante, en el cual, a pesar de todo, descubrí mi vocación artística. Mi padre aún vivía y la vida me sonreía. 

           Recuerdo que tenía 16 años y no pude votar la carta otorgada ésa el 6 de diciembre. Así que hoy constato que he vivido bajo un régimen en el que nada he decidido, habida cuenta de que no pude votar la carta fundacional. En posteriores sufragios, reconozco que he participado en el juego éste de refrendar a los partidos que se auto-otorgan a sí mismos el monopolio del poder político, sustra-yéndolo a la sociedad civil, excluída de toda actividad política. 


            Una sociedad que carece de libertad política, infantilizada con el fúrbo, los sorteos, los toros y esos medios de comunicación palmeros de la tiranía y traidores al pueblo. Una sociedad tutelada, previamente sojuzgada y amedrentada por un poder militar que se prolongó hasta la muerte del dictador, no estaba lo suficientemente alerta en la transición, momento en que pudo haberse sacudido el yugo de la dominación. Pero nuevamente se la metieron doblada, al estafarla y venderle como democracia lo que no era sino oligarquía de partidos. Unas Cortes que no eran constituyentes parieron un documento que se convirtió en Carta Magna.
Continuará....


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