Título: Hace mil años que estoy aquíAutor: Mariolina VeneziaEditorial: Círculo de LectoresAño: 2006ISBN: 9788467231489Nº de páginas: 315
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Hace mil años que estoy aquí es el título de esta novela que llevaba, no mil, pero sí muchos años pendiente en mi estantería por lo que hace unas semanas a través del mismo reclamó mi atención y me decidí por fin a leerla. No fue una buena decisión ya que a pesar de ser una saga familiar, que ya sabéis que me encantan, me ha resultado una lectura aburrida y solamente estaba deseando llegar al final para pasar a otra cosa. La obra no ha conseguido despertar en mí el entusiasmo que parece lograr en otros lectores pues ha sido galardonada con premios como el Premi Llibreter de Narrativa y el Premio Campiello, además de conseguir la traducción española el Premio de Traducción del Ministerio Italiano de Asuntos Exteriores.
Hace mil años que estoy aquí recoge la historia de los Falcone, una familia de la región de Basilicata, en el sur de Italia, desde el año 1861 hasta la caída del muro de Berlín. La novela comienza narrando como Francesco Falcone, tras casarse por obligación con doña Nina por la que no sentía nada, se llevó a casa a Concetta para que le hiciera de sirvienta y de amante. Es así como, aunque nunca llegó a casarse con ella, tuvieron siete hijas y un único varón, cuyas vidas seguiremos a lo largo de las páginas de la novela, asistiendo al mismo tiempo a la evolución de la historia de Italia.
El principal problema que me he encontrado es la forma en la que la autora plantea el desarrollo de la obra. Se puede decir que se trata de una novela coral y aunque la trama se presenta de forma lineal, Mariolina Venezia solamente nos cuenta hechos aislados en la vida de cada uno de los personajes por lo que la sucesión de escenas es rápida y el lector se pierde entre los nombres de los miembros de la familia. A mí me ha costado mucho identificar quién era quién, más teniendo en cuenta que a algunas de las hijas se las conoce por dos nombres y aunque al principio tenemos un dibujo del árbol genealógico hay algunos nombres que no he encontrado reflejados en el mismo y por lo tanto me ha costado ubicarlos. Es necesario avanzar bastante en la lectura para unir los parentescos y esto ya es en un punto en el que al menos me interés, se había perdido y la lectura me estaba resultando aburrida.
Lo que más me ha gustado del libro es la forma de escribir de Mariolina Venezia. Utiliza una prosa impregnada de belleza, con un estilo muy cuidado y elaborado, resultando poético en algunos momentos y encontrando también ciertos toques de realismo mágico. En algunos sitios he visto que la comparan con Gabriel García Márquez pero a mí no me lo ha recordado.
En cuanto a su estructura, se encuentra dividida en veintitrés capítulos agrupados a su vez en tres partes y en todos ellos se utiliza un narrador omnisciente en tercera persona.
Si bien los hechos se suceden con rapidez, el ritmo que sigue es pausado, convirtiéndose en una novela para leer con calma, disfrutando más bien de la forma en la que está escrita. Destaca la ausencia de diálogos, encontrándonos con un predominio de la narración salvo alguna ocasión aislada en la que aparecen unas líneas dialogadas, lo que para mí también ha sido un pequeño obstáculo.
Al mismo tiempo que asistimos a la evolución de la familia, somos testigos de los hechos que marcan el curso de la historia de Italia. No es un análisis profundo y detallado sino que refleja como éstos han marcado la forma de vida de este pueblo del sur italiano y cómo han modificado a la familia Falcone, permitiendo así al lector tener una visión general de lo que sucede desde la unificación de Italia hasta la caída del muro de Berlín. El nacimiento del Estado italiano, la lucha contra el bandidaje en las provincias del sur que acabó convirtiéndose en una masacre, la entrada de Italia en la Primera Guerra Mundial, el fascismo, la Segunda Guerra Mundial y la posguerra entre otros muchos son algunos de los episodios que Mariolina Venezia refleja en la vida de esta familia, haciendo hincapié en cómo se vivieron entre el campesinado.
En cuanto a los personajes, como ya os decía anteriormente, quedan muy desdibujados debido a la rapidez con que pasa de una escena a otra. No hay una evolución ni se profundiza en sus caracteres por lo que no llegamos a conocerlos bien ni es posible establecer un vínculo que despierte nuestro interés por ellos. Francesco, Albina, Candida, Colino, Oreste o Gioia son algunos de los muchos nombres con los que nos encontramos a lo largo de las páginas y que no son nada más que eso, nombres que se confunden en nuestra memoria y que no conseguimos, o al menos así me ha ocurrido a mí, relacionar en nuestra mente. En función de su posición en el árbol genealógico algunos aparecen durante más tiempo, pues pasan de ser hijos a padres, pero aún así no se intuye su personalidad y una vez cerrado el libro se olvidan fácilmente.
Es por todo ello que no puedo recomendar la lectura de esta obra. Pienso que Hace mil años que estoy aquí recoge en su interior demasiadas pequeñas historias que acaban convirtiéndose en un obstáculo debido a la rapidez con que la autora pasa de una a otra. A pesar de la belleza con que está escrita, no consigue despertar el interés del lector y su lectura se acaba haciendo pesada y aburrida. No obstante si os llama la atención y estáis interesados en profundizar un poco más en la historia de Italia os animo a darle una oportunidad puesto que es una obra que ha recibido varios premios y puede que mi opinión sea una excepción.
FUENTES: imagen autora aquí------------------------
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