Hay momentos en los que las noches están en todas partes. Las flores saben más que todas las humanidades juntas y nadie ya es medida de nada. De pronto las cosas ya no son iguales o desiguales, y pierde sentido la teoría de la singularidad. ¿Respecto de qué podríamos ser singulares? La lógica, con sus leyes y numeraciones, pierde pie, y ni siquiera fluye el río de Heráclito. Los mudos ya no necesitan hablar ni los náufragos amarrarse. Tampoco hay espera ni pesar.
Pues bien, hallábame en una de aquellas noches cuando de pronto una luciérnaga se posó y se hizo el mundo.
"«Mira, mira...» es el origen de la palabra que dice el mundo.
«Mira, mira...» es hacer presente el mundo al otro y a uno mismo; es hacer el mundo común." (Josep Maria Esquirol, Humano, más humano)