(cuando se publique esta entrada vamos a estar en medio del Parque Chobe, con los animalitos!)
Uno de los primeros consejos que siempre damos y que escribimos hace ya un tiempo en nuestros tips sobre autostop es que debemos averiguar las particularidades de cada lugar. Es un consejo muy útil en Botswana. ¿Por qué? Porque muchos hacen dedo. Sobre todo las personas con menos recursos. Pero hay un detalle. Casi siempre es por plata.
Tanto en la ciudad de Gaborone (la capital) como en las principales rutas que unen pueblos y ciudades existen los llamados hiking spots. Estos lugares no son más que dársenas donde las personas se paran para hacer dedo. Allí también paran los buses (por si no conseguis quien te lleve y te decidís por seguir el camino en bus). El gesto que utilizan es un brazo estirado hacia adelante y un movimiento leve de la mano hacia arriba y abajo (como pidiéndole al auto que pare). Por lo tanto, es un país acostumbrado al autostop así que será fácil hacerlo. Lo más complicado puede ser encontrar quien te lleve gratis.
Preparando el cartel para llegar a Palapye, lugar donde la ruta se divide en dos caminos. Uno rodea al salar de Makgadikgadi por el norte y el otro, por el sur. No sabíamos por cuál ir. Lo decidimos en el camino.
Igualmente, los viajeros cuentan con una ventaja: son extranjeros. En varias partes del mundo en las que “se nota” que lo sos tenés ventaja en el “levante” por el solo hecho de serlo. No sé bien por qué. Dicen que es porque el extranjero genera más confianza. O eso es lo que nos decían en Sudámerica. ¿Suena raro, no? O por lo menos no debería ser así, ya que es una típica acción por “portación de caras”, pero lo es…
Estábamos en Gaborone y queríamos ir al norte, hasta Maun. Maun es el centro de operaciones desde donde salen todas las excursiones hacia las principales atracciones turísticas del país: el delta del Okavango, el Parque Nacional Chobe, el Parque Nacional Central del Kalahari y el salar de Makgadikgadi. Utku, nuestro couch turco que nos alojó en Gaborone, nos llevó hasta una de las avenidas principales de la ciudad. Pero teníamos que ir a la otra punta. En vez de tomarnos un bus o taxi hasta la salida de la ciudad, decidimos empezar con el autostop desde temprano. Así fue que a los pocos minutos nos paró Frank con su nena de 4 años. Iban camino a la escuela, pero creo que a ella no le importó desviarse del camino y llegar unos minutos tarde. Frank nos dejó en la salida de la ciudad en un hiking spots. Estaba lleno de gente. Pero en menos de 10 minutos estábamos arriba del auto de Nchi y Goitse, una pareja muy simpática que no podían creer que no teníamos donde dormir en Maun, nuestro destino final. Tanto se preocuparon que nos consiguieron el teléfono de un orfanato por si no conseguíamos nada al llegar.
La idea era que nos lleven hasta Palapye para después seguir camino por la ruta del norte del salar hasta Francistown, Nata y Maun. Pero ellos hablaron con unos amigos y les recomendaron que nos lleven por la ruta del sur. Como ellos hacían unos kilómetros más por esa ruta, seguimos viaje hasta Serowe. Pueden ver el mapa para ubicarse en la solapa itinerarios (arriba, en el blog).
Cuando llegamos allí pensamos que la cosa se iba a complicar. Hacía mucho calor y era la peor hora para estar bajo el sol. Por suerte, a la media hora de intentarlo paró este auto negro con Eddy al volante. Si bien no llegaba hasta Maun podía acercarnos hasta Letihakane, unos 200 kilómetros más cerca de nuestro destino. El aire acondicionado del auto nos llamó y nos fuimos con Eddy.
Hasta acá todo bien. Parecía que íbamos a llegar sin mayores problemas. Pero todo puede cambiar. Una vez en Letihakane, donde pensábamos hacer un par de fotos en la ruta, nos sorprendió un auto que nos paró a los dos minutos. Nos subimos y a los pocos kilómetros vimos que empezaban a sacar cervezas y más cervezas. Nos asustamos un poco ya que no es buena idea que una persona maneje mientras toma cerveza. Se lo dijimos al que manejaba y pareció entender. Desde ese momento, tomaba un poco muy de vez en cuando. Algo es algo. A medida que avanzábamos, la chica que lo acompañaba tomaba más y más y subía el volumen de la música. Nuestra cabeza ya retumbaba. Intentamos contarles un poco qué estábamos haciendo y le aclaramos que tratábamos de viajar a dedo porque era una manera de bajar costos. Si bien nos gustaba hacerlo porque teníamos más contacto con la gente local, también implicaba mayor posibilidad de seguir en viaje. Parecía que habían entendido. Pero no. Cuando empezó a caer la noche nos pidieron plata para el combustible. “Esto es un taxi, acá se hace autostop por plata”. Ante nuestra cara de asombro le explicamos la situación. Él entendió y parecía que todo bien. Pero ella estaba muy borracha…
Hizo que el auto pare en un hikking spot, abrió el baúl para sacar nuestras mochilas y pensaba dejarnos ahí. Así que, al vernos en el medio de la sabana de Botswana, sin nada a la vista y ya anocheciendo, negociamos en darles 100 pulas para el combustibles. Hay momentos en que conviene hacer las cosas bien.
Como el baúl había quedado mal cerrado, a los pocos kilómetros nos dimos cuenta de que estaba abierto. Paramos al costado de la ruta para cerrarlo, sin percibir que 200 metros más adelante había un puesto policial. Los policías nos detuvieron para saber por qué habíamos detenido el auto y cerrado el baúl. Pensaban que habíamos parado para tirar “algo” al costado de la ruta. No nos creían que solo era porque la tapa del baúl estaba abierta. Le explicamos que nuestro equipaje solo tenía ropa y objetos de magia. Pero fue peor. Su respuesta fue: “No confío en la magia”. Son cosas que pueden pasar si uno hace dedo en Botswana.
En la foto pueden ver el #rutilibro, un libro artesanal de nuestros amigos del blog Rutina Cortada a Cuchillo. SI quieren cortar con la rutina pueden darle una mirada al blog.
Llegamos a Maun de noche, muy tarde. Es un lugar que no tiene nada que ver con lo que nos imaginábamos. Después de viajar por Asia, pensábamos que todos los lugares turísticos como Maun (o los que son punto de partida para todas las actividades turísticas) debían ser iguales a los asiáticos: algunas calles centrales en las que se concentran los hostels, los bares y restaurantes, los cibercafés, las agencias de turismo, etcétera. No sé por qué teníamos esa idea en la cabeza, pero nos equivocamos.
En la próxima entrada… Maun
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