Durante mis investigaciones para escribir el libro “Deporte con Propósito”, me encontré un tema que siempre ha sido afirmadamente discutido, pero poco comprobado. Todos parten de una aceptación de las virtudes del ejercicio para sentirte mejor, quemar calorías, bajar de peso, tener más energía, fortalecer los músculos, los huesos y las articulaciones, en lo que si hay amplia literatura y mucha ciencia al respecto.
Me refiero a las virtudes del ejercicio físico para mejorar el desempeño del cerebro.
Sin embargo cada vez es menos el tiempo que le dedicamos al ejercicio físico; sea por pereza o porque anteponemos otras prioridades. Lo cierto es que no todos saben que el hacer ejercicio puede volvernos más inteligentes. La ciencia ha demostrado, sin lugar a dudas, que la actividad física puede influir positivamente a nuestro cerebro, generando sustancias químicas en el cerebro que regeneran, reparan, e incluso en cierta medida, mejoran el rendimiento mental.
¿Qué se sabía?
Desde hace varios años, hemos escuchado de experimentos realizados con bebes roedores en donde encontraron que aquellos con acceso a ruedas para correr agrandan más sus cerebros, extendiendo ciertas áreas y con mejores resultados de destreza en pruebas de inteligencia, que aquellos roedores sedentarios.
Esto se ha interpretado por los instructores, terapeutas físicos y médicos del ramo del deporte, como una justificación de “más deporte, mejor mente”.
Dada la increíble afinidad con la realidad diaria a partir de este tipo de pruebas de laboratorio, los resultados eran bastante prometedores, pero no existían estudios que determinaran el efecto del ejercicio en la formación y función del cerebro humano.
¿Qué se conoce ahora?
En el año 1990, aunque hasta hace muy poco se ha publicado, el Dr. Fred Cage y sus colegas del Laboratorio de Genética en el Instituto Salk en San Diego, California, probaron que los cerebros de los humanos y animales, producen nuevas células cerebrales en un proceso llamado neurogénesis, que el ejercicio aumenta. También se probó, en conjunto con otros estudios, que la neurogénesis mejora el pensamiento y vigoriza las neuronas según lo arrojaron diversas pruebas de inteligencia, tanto en personas como animales.
Teniendo estos resultados en mente, los investigadores quisieron saber si lo mismo pasaba con los niños. Para saber si esto era cierto, estudiaron dos grupos de niños: aquellos que se ejercitan y aquellos que no. Les hicieron algunas pruebas para conocer su desempeño a la hora de clasificar información relevante de aquella que no lo es.
¿Qué resultados obtuvieron los investigadores?
Lo interesante fue que los niños que hacen ejercicio obtuvieron mejores resultados en las pruebas que aquellos que son sedentarios. Sin embargo, los investigadores no se quedaron sólo con los resultados de los exámenes sino que quisieron ir más allá. Entonces decidieron hacer un examen que les permitía ver qué partes del cerebro se modificaban con el ejercicio y encontraron resultados increíbles: las áreas del cerebro encargadas de mantener la atención, de coordinar acciones y pensamientos, y de tener buena memoria se fortalecieron.
El conocido psiquiatra John J. Ratey en su libro “Spark” (chispa), presenta un novedosa investigación sobre los efectos transformadores del ejercicio en el cerebro.
Ratey afirma que con solo elevar el ritmo cardiaco y sudar un poco es posible combatir el estrés, mejorar el estado de ánimo, luchar contra la pérdida de memoria y agudizar el intelecto. El dice que aun con ejercicio moderado se supercargan los circuitos mentales con resultados aplastantes. Las investigaciones de Ratey muestras pruebas de que el ejercicio es la mejor defensa, tanto contra la depresión como contra adicciones, agresión, menopausia y alzheimer.
Otro estudio realizado por George Kuhn, profesor de la Universidad de Gothenburg comprobó que el impacto cognitivo con gente joven tras 20 minutos de correr sobre una banda sinfín y 20 minutos de video juegos con temática deportiva a una intensidad similar. En exámenes rendidos inmediatamente después, correr mejoró las calificaciones, los videojuegos no.
¿Qué tipo de ejercicio es bueno para ser más inteligentes?
Al parecer, no se trata de hacer cualquier tipo de ejercicio. Los investigadores de la Universidad National Cheng Kung en Taiwán encontraron diferencias en el desarrollo del cerebro de los ratones cuando estos son expuestos a dos tipos de ejercicio diferentes. Por un lado, pusieron a los ratoncitos en una rueda para los roedores. Todos saben que este tipo de ruedas les encantan. Otro grupo diferente lo expusieron a algo similar a una máquina caminadora, como la que muchas personas tienen en su casa para hacer ejercicio.
Aquellos ratoncitos que se ejercitaron en la máquina caminadora mostraron mayores cambios moleculares en varias partes del cerebro, mientras que los de la rueda sólo mostraron cambios en una sola parte del cerebro.
En el caso de los humanos, el tipo de ejercicio que se hace también influye. Unos investigadores de una Universidad de Illinois llevaron a cabo otro estudio para ahondar más en este tema.
Primero hicieron algunas pruebas para saber cómo era el desempeño de los niños al memorizar una secuencia de letras. Para saber si el ejercicio tenía alguna influencia en el desempeño de los niños, les pidieron a algunos que se quedaran quietos y callados durante un tiempo, mientras que a otros les pidieron que hicieran ejercicio durante el mismo periodo de tiempo. A los que seleccionaron para hacer ejercicio los dividieron en dos grupos. A unos les pidieron correr en una máquina trotadora, mientras que a los otros les pidieron alzar pesas. Los resultados fueron contundentes una vez más.
Los niños que corrieron tuvieron mucho mejor desempeño que aquellos que se quedaron quietos o aquellos que levantaron pesas.
¿Qué sigue?
Mas y mas estudios encontraron que solo caminar 20 minutos antes de un examen mejoraba las notas, aun si los niños tenían mala condición física o sobrepeso.
¡Ya ves! el ejercicio aeróbico es una excelente alternativa para mejorar el desempeño cognitivo. Correr o caminar a un buen paso son dos excelentes opciones. Busca ejercicios que ayuden a que la sangre circule por todo tu cuerpo, y sobre todo que llegue al cerebro. No sólo te ayuda a mantenerte en forma sino que te ayuda a mejorar tu desempeño mental.
Y quizás te preguntes por qué hay diferencia en los resultados obtenidos entre la maquina caminadora y la rueda. En este caso, la máquina caminadora es mucho más demandante y obliga al cuerpo a tener un mayor desempeño de la capacidad aeróbica. Imagínate un poco la diferencia de una caminata recreativa a una deportiva. En ambas estas caminando, pero no es lo mismo. En la primera es como cuando vas al centro comercial y estás disfrutando del panorama, de las vitrinas, y tal vez estés disfrutando de un helado. En cambio, cuando sales a caminar porque quieres hacer ejercicio, te ves en la obligación de respirar, inhalar, exhalar y sudar. El ritmo que vas desarrollando hace que la temperatura de tu cuerpo se eleve, que sudes y que tu circulación vaya más rápido. Básicamente la diferencia está en el incremento de la capacidad aeróbica.
Ahora que ya sabes que una buena caminata deportiva o unos minutos trotando te ayudan a mejorar ciertas áreas de tu cerebro, me imagino que comenzarás mañana mismo. Fíjate metas a corto plazo y verás como empezarás a disfrutar de la actividad física. Tu cuerpo y tu cerebro te lo agradecerán.
El ejercicio aeróbico desencadena una mayor actividad cerebral que se refleja en mejores resultados en pruebas cognitivas.
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