Gorila del Loro Parque, en una imagen tomada a través de un cristal. (Foto: Torres)
Quien nunca ha cometido un error, nunca ha probado algo nuevo. La frase atribuida a Albert Einstein anima al personal de tal forma en su quehacer diario que la vida misma se llena de trompicones y, por momentos, resulta fácil llegar a la conclusión de que estamos rodeados de idiotas. No siempre es así. Lo peor de estar equivocado es no darte cuenta de ello a tiempo. No media científico alguno en esta reflexión, que es mía, y que seguramente compartirá el veterinario del Loro Parque que se disfrazó de gorila en un simulacro y acabó recibiendo un dardo cargado con anestesia para una animal de 200 kilos. No tiene gracia, si eres la víctima, a la que deseamos una pronta recuperación. ¿Qué posibilidades hay de que un gorila de este tamaño se escape de uno de los mejores y más cuidados zoológicos del mundo? No hay datos estadísticos sobre las fugas de primates (salvo en los casos de humanos), menos aún en las favorables condiciones climatológicas de la simpática isla de Tenerife. Queda aprendido, no obstante, que conviene avisar a todo el personal de una situación de este tipo y que el disfraz de gorila tiene su peligro. Un juzgado ha calificado el asunto como accidente laboral.
“Mamá dice que tonto es el que hace tonterías”, explicaba Forrest Gump en la película de Robert Zemeckis. La interpretación de Tom Hanks me ha venido a la cabeza mientras leía la noticia de distribución de un libro en los colegios de abogados que recomienda al personal adscrito unas normas de vestimenta cuya autoría bien podría atribuirse a nuestro protagonista tinerfeño (el veterinario no, el gorila). El autor, José Ángel García Fernández, es el decano emérito del Colegio de Sevilla y con el ansia de contribuir al correcto ejercicio de la profesión ha escrito este compendio de normas, distribuido sin juicio y sin lectura previa en distintas provincias. García Fernández desaconseja a las jóvenes letradas portar grandes pendientes, vestir vaqueros, llevar las uñas pintadas de colores estridentes, utilizar bolsos de lona, zapatos de plataforma, y decorar sus cuerpos con pins o tatuajes. ¡Ah! Y nada de “faldas cortas o escotes profundos”. El decano también tiene consejos para los abogados machos y sus corbatas discretas y sus uñas bien arregladas. Con todo, lo más impresionante ha sido leer este consejo: “El que no tiene un traje negro no va a ninguna parte”. Que se lo digan al veterinario… y a Felipe V, para el día de la proclamación.
Para acabar una breve referencia cinematográfica tomada de cinecutre.com. Se trata de una coproducción estadounidense-coreana (del Sur) distribuida en 1976 con el título de El gorila ataca. Sin comentarios.