Revista Salud y Bienestar
Muchas voces reflexionan sobre el cambio de funciones o sobre la necesidad de asumir las funciones asistenciales que deberían corresponder a cada profesional. Incluso en saludconcosas hemos hablado de esos temas con profundidad, como en esta entrada en la que se citaba el caso de la figura del anestesista en determinadas pruebas de endoscopia (y con el que hicimos muchos "amigos").Hace unos días releíamos el magnífico artículo de Gérvas y Bonis "El debate profesional acerca de la escasez de médicos" del que destacamos un concepto básico para entender el problema existente de cara a cambiar las fronteras funcionales, como es el "síndrome del barquero" (retener tareas y actividades delegables, sobrecargando al profesional con trabajo para el que está sobreformado). Para entenderlo mejor, podéis leer este artículo de J. Gérvas y M. Pérez. Además, sobre las funciones y los profesionales y las posibilidades de cambio, podéis leer este documento de la OCDE "Skill-Mix and Policy Change in the Health Workforce: Nurses in Advanced Roles".Justamente, la polivalencia en las funciones es lo que propone la técnica de calidad Shojinka, de la que Iñaki (del blog Sobrevivirrhhe) ha iniciado un debate en el grupo de Linkedin "Gestión sanitaria". Ya que hay confianza, le pedimos desde aquí a Iñaki que cuando pueda publique en su blog alguna aproximación a esa técnica que tanto nos interesa y tan difícil parece a priori en el entorno sanitario.Y para acabar, un caso real del mundo sanitario (pero que cambiamos de sector para evitar suspicacias):
Un panadero lleva 6 años trabajando en una panadería. Son 8 panaderos y aunque en la panadería se suelen vender otros productos, los 8 panaderos se dedican a amasar, hornear y preparar barras de pan. Las magdalenas, bollos, etc. las encarga el dueño a otra panadería, aunque sus panaderos saben preparar este tipo de productos. Tras unos años, el dueño decide que va a modificar el sistema para que sus panaderos hagan todo lo que saben hacer, y así, tras un curso de elaboración de magdalenas y bollos, a uno de ellos le asigna un 30% de su jornada de trabajo para que haga este tipo de productos y el 70% restante al pan.
El problema surge cuando este panadero le plantea que para hacer magdalenas, debe compensarle de alguna forma. El panadero tiene la sartén por el mango: su jefe quiere magdalenas, él sabe hacerlas y es una oportunidad perfecta para sacar algo de dinero. El jefe se niega ya que el sueldo implica hacer su trabajo en una determinada franja horaria, y siempre que sean sus funciones, no habría que modificar la retribución. Si fueras el jefe, ¿que harías?
Pues ahora, imagina esto con un médico, o un enfermero, o un técnico, o un administrativo, o un celador... ¿Es lógico? ¿Es ético?