Hacer urbanismo de otra manera: ESCUCHAR para TRANSFORMAR la ciudad

Mientras parecen estar claros los retos que deben asumir las ciudades en las próximas décadas, no parecen estar tan claros cómo lograr afrontarlos. Entre otros muchos, la ONU fija como objetivos para el Desarrollo Sostenible lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles. Pero, ¿cómo lo logramos? Y más concretamente, ¿cómo lo logramos desde el urbanismo? Si bien hay soluciones puestas sobre la mesa hace tiempo e, incluso, algunas se están aplicando, debemos como profesión hacer una reflexión y pensar cambiar más que el ‘qué hacemos’, el ‘cómo lo hacemos’.
A tal fin, desde Paisaje Transversal, invertimos mucho tiempo en pensar de qué manera es mejor intervenir en las ciudades para aplicar todos los retos de la agenda urbana y conseguir sus objetivos de una manera integral y eficiente. Por eso presentamos el resumen de nuestra forma de trabajar y concebir el urbanismo que es ESCUCHAR y TRANSFORMAR la ciudad. Se trata de una manera de entender los procesos urbanos que hemos ido comprobando en los diez años de experiencia que tenemos. ESCUCHAR la ciudad –de diferentes formas y desde diferentes puntos de vista- para TRANSFORMAR, y una vez intervenido volver a escuchar para ver si hay que transformar de nuevo.
Escuchamos a la ciudad para Transformarla. Esto implica plantearse qué es o quiénes conforman la ciudad: no solo su realidad física e instituciones, si no también quién la habita y la define. Es decir, escuchar al territorio y sus habitantes: escuchar a sus residentes, sus visitantes, trabajadores, técnicos, pero también escuchar midiendo su actividad, sus funciones, condiciones físicas y a la naturaleza, los no-humanos. Una mirada integral de todo lo que compone la ciudad -esa que atiende a factores físicos, ambientales, económicos y sociales- que garantiza intervenir con más garantías de lograr mejorar nuestras ciudades y territorios. Por eso aplicamos nuestras metodologías propias para lograr el objetivo de tener una visión lo más amplia posible de los problemas, las necesidades y potenciales que tiene las zonas en la que vamos a intervenir.

Un camino que comienza fijando en un documento marco con el alcance, los objetivos y los límites de la intervención. El territorio, la ciudad, el barrio o la plaza que vamos a intervenir deben ser fotografiadas desde los aspectos cuantificables hasta los cualificables, a través del estudio del propio tejido urbano y de las aportaciones de las personas que la habitan. Por eso, realizamos análisis echando mano a los datos técnicos existentes, realizando mediciones sobre el terreno y buscando otras informaciones del municipio y región que nos permitan saber cuáles son las dinámicas internas y de gestión. Para ello se realizan encuentros, entrevistas, cuestionarios y presentaciones con los técnicos municipales (provenientes de diversas áreas para tener un enfoque más multidisciplinar), con políticos y los agentes más representativos.
Esta parte se completa con las impresiones, realidades y visiones de los colectivos sociales y la ciudadanía. Se trata de preguntar a las personas que conocen, usan, viven o trabajan esa porción urbana que vamos a transformar: asociaciones culturales, sociales, deportivas, vecinales, de comerciantes, de madres y padres, ciudadanía a título individual. Y no solo eso, si no que se pone el énfasis en que los talleres, encuentros, jornadas, encuestas, paseos-mapeos y actividades que se dediquen a obtener los datos cualitativos de este análisis sean participados por perfiles de personas lo más variado y representativo posible: ya sea por edad, género, capacidades, origen, etc.

Con todos estos datos recogidos en ‘bruto’ -tanto los cuantitativos como los cualitativos- podemos empezar a traducirlos en el diagnóstico que nos permita combinar la visión técnica con la participación ciudadana. Para ello hemos desarrollado la herramienta de los Indicadores Participativos [InPar]. Con ellos podemos relacionar indicadores de sostenibilidad urbana con la información cualitativa procedente de la opinión ciudadana, asegurando la presencia de la accesibilidad en ambas partes de modo transversal. De esta manera podemos analizar la calidad de los aspectos ambientales, sociales, económicos y funcionales de una ciudad y relacionarlos con la percepción que tiene la ciudadanía sobre los mismos, y así obtener una visión integral de la complejidad del territorio que además sea transparente e inclusiva.
Una vez que en Paisaje Transversal conocemos cómo es la realidad a intervenir, presentamos el documento de diagnóstico que integra el análisis y las perspectivas de todos quienes habitan el espacio. Así, estamos preparados para fijar los objetivos que definimos en un principio. Se trata tal vez de uno de los pasos más importantes en el proceso. Como ocurre en muchas ocasiones: sin una escucha activa y una buena capacidad de traducir en acciones esa escucha, podemos fracasar.

De ahí que solo con el diagnóstico terminado, se empieza a pensar en la TRANSFORMACIÓN. Hemos identificado los problemas y las necesidades (tanto de la ciudad como de las personas que la habitan) e incluso hemos resaltado las potencialidades de la ciudad. Y ahora, ¿por dónde empezamos? Debemos concretar y planificar la estrategia que adoptaremos: ella nos marcará el camino para definir nuestros objetivos en esta segunda fase y, más adelante, las líneas de actuación que se convertirán en proyectos o actuaciones concretas. En esta fase, en el afán de que el proceso sea lo más sólido posible, se puede presentar de nuevo los resultados para hacer partícipe a los agentes sociales de las ideas que se empiezan a perfilar.
Solo cuando estamos seguros de que ese el camino a seguir, nuestro equipo de comenzaríamos lo que sería la fase de diseño de proyectos y acciones que culminaría en la ejecución de estos. Una forma de actuar que se enmarca siempre dentro de la mirada integral y estratégica que hemos resaltado y que nunca se abandona.

Pero Paisaje Transversal no acaba su trabajo con la intervención. Apostamos por los procesos circulares, que permiten retroalimentarse y que las ciudades se adecúen al cambio. Escuchamos en el diagnóstico e intervenimos, para volver a Escuchar (incorporando una fase de seguimiento y evaluación a los procesos) para valorar si es necesario Transformar de nuevo. La forma de hacer este seguimiento es gracias a la gestión adaptativa. Se establecen mecanismos, así como equipos municipales compuestos por técnicos de diferentes departamentos que son acompañados por Paisaje Transversal, para adecuar el desarrollo de las estrategia de la manera más eficiente, oportuna e idónea en el tiempo. Para lo que se incluyen sistemas de evaluación basados en los indicadores [InPar].
De esta forma nos aseguramos de marcar las prioridades más adecuadas en cada fase de ejecución, aprovechar nuestras oportunidades que puedan surgir en la zona a transformar o reformular algunos diseños. Por eso, podemos afirmar que nuestro trabajo está antes y después de la intervención, acompañando en todo el proceso a sus verdaderos protagonistas: las ciudades y quienes las habitan. Y lo hacemos porque estamos convencidos de que el impulso de una planificación urbana integral y participativa es la manera más eficaz de abordar los retos actuales y futuro, para crear ciudades más igualitarias.

Crédito de las imágenes
01- Gráfico del proceso Escuchar y Transformar (fuente:Paisaje Transversal)
02- Propuesta de transformación del HUCA de Oviedo, después del diagnóstico participativo realizado por PT. (fuente:Paisaje Transversal)
03- Fases del proceso de transformación, participación y negociación colectiva. (fuente:Paisaje Transversal)
04- Plano de Acciones de Mejora del PIAM del Nucli Antic de Olot. (fuente:Paisaje Transversal)
05- Plano de diagnóstico del análisis Pinto Plan Ciudad. (fuente:Paisaje Transversal)