¿Cuántas veces nos hacen preguntas nuestros alumnos y corremos prestos a respondérselas creyendo que por explicárselas somos mejores docentes? Creo que, con buena intención, abusamos de querer responder de inmediato a nuestros alumnos.
¡Qué conste que cuando hablo de hacerse el gallego,
no me refiero precisamente a esto!
No me refiero a limitarnos a no responderles de mala gana, sino a engancharlos en la búsquedad de nuevas preguntas y respuestas, impulsando su curiosidad natural.
Pecamos también de provocar respuestas sencillas, cortas, austeras, en lugar de sugerirles profundizar en ellas, en descubrir nuevas y creativas maneras de responderlas, en crear nuevas preguntas y engancharlos en la curiosidad de responderlas.
Hemos abandonado, casi, las respuestas a desarrollar, tanto oral como escritas, argumentándolas, fomentando la creatividad.
Pues ya lo saben, este canario, se marca como propósito para el próximo y cercano curso, el hacerse un poco más gallego, educativamente hablando.