He escuchado que varias divisiones de profesores de Enseñanzas Medias han sido asignadas en sus días de mayor trajín como vocales vigilantes, correctores, delegados, con el fin de atender a los cientos de alumnos que harán, como cada año, su prueba de acceso a la Universidad durante los próximos días. Y he oído que han sido asignados precisamente cuando muchos de estos profesores tendrían que estar -en cuerpo presente o espectral- en sus respectivos centros durante las sesiones finales de evaluación de los alumnos a los que han acompañado durante todo el curso, como tutores haciendo entrega de sus resultados finales o aconsejándoles sobre los exámenes extraordinarios que tendrán a la vuelta de la esquina. Y todo esto en unas semanas en las que, por imperativo legal, los profesores no saben si dirigirse a los alumnos que, teniendo todo aprobado, han de continuar yendo a los centros para seguir recibiendo su dosis diaria de aprendizaje o a los que, para pesar suyo, deben compensar lo que no han hecho durante el curso.
«Estar no estando» se anticipa como la nueva especificidad exigible para el ingreso al Cuerpo de Profesores de Enseñanza Secundaria.¿Y se imaginan el caos informativo de cualquier centro educativo durante estos días? Que si flechas en pasillos y columnas señalizando dónde deben ubicarse los alumnos que realizarán las pruebas de acceso, calendarios informativos con exámenes finales y extraordinarios para las diferentes enseñanzas, recordatorios de las horas con las diferentes sesiones evaluadoras, paneles explicativos con los protocolos sanitarios reservados para cada tipo de prueba, organigramas diseñados para la admisión y matrícula del próximo alumnado, paneles informativos con los diferentes tipos de aularios… Con tanta flecha y panel informativo uno, la verdad, ya no sabe a dónde dirigirse, incluso ya no sabe si hay otras formas de llegar que no sean la de seguir una indicación o atravesar un panel luminoso.