Se murió el jilguero. Hay grisú. Económicamente España está cuesta abajo, hacia el abismo: muchas empresas han comenzado despedir trabajadores previendo un posible gobierno PSOE-Podemos, o viceversa.
Temen un ejecutivo que promete anular la reforma laboral de 2012 por la que los empresarios afirman que comenzó a recuperarse levemente empleo, porque sin ella se iba hacia los diez millones de parados.
Un estudio de oficinas laboralistas recogido por ABC dice que enero y noviembre de 2015 los diez grandes ERE de empresas con más de 250 trabajadores afectaron a 6.400 de ellos, pero que desde que se inició la campaña electoral con posibilidades para la izquierda podemita, y hasta hoy, ya hay 2.500 trabajadores despedidos bajo ese proceso.
En poco más de dos meses, pues, se han presentado extinciones que suponen casi el 40 por ciento de los de 2015.
El presidente de la CEOE, la principal organización empresarial española, Juan Rosell, dijo que sus afiliados estaban “enormemente preocupados” por ese hipotético gobierno gochista, pero que “no lo temían”: una demanda de piedad al estilo empresarial catalán ante CiU, ahora ante el poder podemita.
Quien también está alarmada es la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos-ATA, con dos décadas representando a estos emprendedores-trabajadores en sus ochenta sedes en toda España, que ve un descenso en las demandas de sus 500.000 afiliados.
Que estos miniempresarios, que pueden tener hasta nueve trabajadores –más serían ya pymes—se preocupen por un futuro gochista es sumamente alarmante.
Temen incrementos de impuestos y reducción de su actividad laboral que pondrá en peligro sus trabajos, que muchas veces dependen de empresas mayores a las que el chavismo-leninismo y la ciega ambición de Snchz prometen exprimir para dar salarios a okupas y a quienes muchas veces no quisieron molestarse en buscar trabajo.
Bueno, amigos, tirémonos por el abismo bolivariano.
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