Hoy contamos con la
primera colaboración de Antonio de la Torre en Desde el Caballo de las Tendillas
en este año 2016. Y el título lo dice todo. Un interesante artículo como todos
los que escribe nuestro amigo.
Literalmente,
“esperpento” se refiere a un género literario que creó don Ramón del
Valle-Inclán, autor que perteneció a esa
gran “Generación del 98” de nuestra insigne Literatura, por el que se deformaba
la realidad, pero también se utiliza el término para definir un “hecho grotesco
o desatinado” y es en esta segunda acepción en la que me baso para titular mi
artículo de hoy.
Ayer nos “merendábamos”
–por la hora a la que se produjo, creo que es oportuno el término- con el
acuerdo, ‘in extremis’, entre las CUP y Junts p’el Sí, agrupaciones políticas a
cual más esperpénticas - sigo con el uso del género valle-inclaniano,
permítaseme el palabro-, por el que, tras un enorme ‘sacrificio’ político de
Arturo Mas, se desbloqueaba el impasse catalán que, desde las absurdas
elecciones del pasado 27 de Septiembre tenía sin gobierno a la región Catalana
-me refiero a sin gobierno formal, porque sin gobierno lleva desde 1980, más o
menos-. Perdóneseme también la hipérbole de calificar de ‘enorme’ el sacrificio
de don Arturo –el menos honorable de los presidentes autonómicos desde la
transición, que ya es decir si tenemos en cuenta a Puyol, Maragall y Montilla-
porque no lo es tanto si tenemos en cuenta que se retira –sería mejor decir lo
fuerzan a retirarse- de la candidatura a una nueva presidencia de la
Generalidad, pero no deja su escaño en
el parlamento catalán, que le confiere la situación de aforado –después de la
de ‘forrado’ que él mismo se confirió-. “No es lo mismo sacrificarse que ser
tonto, tú”, pensará el amigo Mas con la que se le puede venir encima por su posible
acción, omisión, o ambas, en el continuado y descarado enriquecimiento de su
padrino, el otro honorable, pero menos, don Jorge Puyol y familia.
Tras conocer ese heroico acuerdo
en aras de la continuidad del ‘proces’, que tan minuciosa y pertinazmente lleva
diseñando este grupo irresponsable de políticos catalanes, alimentados desde la
permisividad –cuando no impulso- de los diferentes gobiernos centrales que, por
necesidad, conveniencia o cobardía está acabando por imponerse, me vienen a la
memoria algunos episodios que han influido, insisto, por acción o por omisión,
en el despropósito al que se ha dado lugar, de no fácil salida si no hay
voluntad firme de una vez por todas. Y no la veo, por el momento.
Desde aquel brindis al
Sol del peor y más resentido y sectario presidente que estos casi cuarenta años
nos han deparado, el ‘inconmensurable’ e impresentable Rodríguez –ZP, para sus
amigos de la ‘Z’eja-: “Pascual, aprobaremos en Madrid lo que venga del
parlamento de Cataluña”, prometía en Zaragoza antes de las elecciones de 2004,
aquellas en las que un trágico atentado con ciento noventa y dos víctimas
mortales se utilizó para cambiar de gobierno, hasta el “diálogo sin fecha de
caducidad” del actual presidente en funciones, con el que nos ha llenado los
oídos durante los últimos cuatro años cada vez que se le pedía una toma de
posición frente al desafío secesionista, se han producido numerosos pasos y hechos
consumados que nunca se quisieron cortar.
Recuerdo, por ejemplo, el
‘recordatorio’ a Mas, por parte del propio Rodríguez ZP, cuando lo llamó a
Moncloa, creo que fue en el verano de 2010, para urgirle ante la pasividad de
los propios catalanes en aprobar el nuevo estatuto, en aquella “noche de cafés
y humo” que conocimos por la prensa.
Después las repetidas
llamadas electorales en Cataluña, con un simulacro de referéndum intermedio
para llamar a la independencia, sin éxito por cierto ninguna de ellas, pero que
se vendieron como si, clamorosamente, el pueblo catalán anhelara esa ruptura
–poco más de un 18% de los catalanes votó sí en esa atípica llamada a las urnas
de cartón de Noviembre de 2014, pese a que votaron algunos que no estaban
censados y se pudo hacer durante dos semanas-.
Mientras tanto, numerosas
muestras por parte de don Arturo Mas de un desafío inadmisible –incumplimiento reiterativo
de sentencias del TS y del TC incluido- que, en cualquier país serio, hubiera
llevado a la aplicación rigurosa de las leyes, sin que se escuchara otra cosa
que la llamada y disposición al diálogo durante cuatro largos años.
No fueron pocos los
llamamientos desde muchos sectores al Ejecutivo, en demanda de una posición
clara frente a los desafíos, sin eco alguno mientras el desafío seguía
creciendo hasta las últimas elecciones citadas, dándose la curiosa
circunstancia de que el miembro del Gobierno con más protagonismo en este
asunto fuera el Ministro de Asuntos Exteriores, lo que fue tomado por Cataluña
como una prueba del rango de ‘nación’ o ‘estado’ que se le daba desde Madrid,
erróneo, pero útil para la defensa de sus argumentos.
No voy a ser yo el que
niegue el enorme esfuerzo del ahora Gobierno en funciones para sacarnos de la
quiebra en la que nos dejó el ya mencionado ´contador de nubes´ a costa del
Estado y recuperar la credibilidad internacional perdida, pero no era sólo para
esto, que también, para lo que más de diez millones de españoles le votamos en
Noviembre de 2011, dándole la más holgada mayoría absoluta que ha tenido ningún
otro Gobierno desde 1977 –reforzada con el control de la mayor parte de
Autonomías, Diputaciones y Ayuntamientos- y se lo hicimos saber desde numerosos
medios de comunicación, en los que, modestamente, contribuimos.
Pido la indulgencia del
lector para traer aquí las modestas aportaciones que, con el único ánimo de
crear opinión y la remota esperanza de que le pudieran llegar a nuestro
Presidente algunas de las cosas que en la calle eran un clamor, he tenido el
honor de que me publicaran en algunos medios, y en este en particular:
Tuve la ocasión de dar en
mano al Sr. Rajoy, Febrero de 2011 en los estudios de Veo 7, y poco después del
Congreso del PP de Sevilla, o sea, antes de que llegara al Gobierno un
documento con algunas de las propuestas que eran un clamor popular y que,
posteriormente, recordé -actualizado- en
este artículo.
Después fueron muchos los
medios que le avisaron de los avisos que debía ver en los resultados
descendientes en todos los comicios desde las elecciones andaluzas de 2012.
Algo se había dicho ya.
También se había
intentado recordar que las leyes daban respaldo, suficiente sin duda, para
actuar con energía, llegado el
punto de desafío visto e incluso, tras el último desplante -hasta
ayer, claro-, cuando se constituyó el parlamento catalán en Octubre pasado y
dejar constancia chulesca de que una parte del mismo expresaba en un comunicado
que leía su nueva presidenta que “declaraba su rebeldía a respetar las leyes
del Estado y su determinación de seguir una hoja de ruta para completar el
proceso de independencia”, tuvimos la osadía de darle un “ultimátum”
al Presidente del Gobierno.
Acaba de decir nuestro
Presidente que “La democracia tiene la misma fuerza de siempre aunque el
Gobierno esté en funciones”. Veremos hasta dónde llega esa fuerza.
En cualquier caso, más
vale tarde que nunca, pero ¿hacía falta esperar tanto, don Mariano?
Revista Política
¿HACÍA FALTA ESTE ESPERPENTO, DON MARIANO?, por @AntoniodlTL
Publicado el 12 enero 2016 por Catalega @CatalegaSus últimos artículos
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