Revista Empresa

Hacia la transparencia en la empresa familiar

Publicado el 15 diciembre 2010 por Juan Carlos Valda @grandespymes

Hacia la transparencia en la empresa familiar

Para lograr una gestión exitosa hay que compartir la información y la toma de decisiones con el resto de los socios

Hace poco encontré un libro de Luis Moreno Ocampo en el que hace referencia a la corrupción existente en el sistema político. Moreno Ocampo plantea una fórmula muy sencilla: “Corrupción es igual al Monopolio más Discrecionalidad menos Transparencia”.

La fórmula plantea lo que vemos demasiado frecuentemente en las empresas familiares, que a mayor monopolio de la información de una empresa y de la toma decisiones habrá mayor corrupción. En contrapartida, con mayor transparencia hay menor corrupción.

¿Qué mecanismos tiene la institución “empresa” para lograr transparencia, para que las decisiones sean objetivas, para que las rendiciones de cuentas sean claras, más allá de la buena voluntad y moral del que dirige?

Las instituciones han ido desarrollando sistemas para ordenar procesos, personas, métodos y son producto de la experiencia de muchas generaciones y siglos de evolución. La evolución de las empresas hacia sistemas de sociedades anónimas ha buscado ordenar y sistematizar factores como la propiedad y la transferencia de la misma, la toma de decisiones y de control de gestión o de evaluación del funcionamiento de la empresa, buscando también velar por los derechos legales y económicos de los propietarios. La transparencia en las empresas familiares es de vital importancia para lograr una gestión exitosa. Desgraciadamente rara vez se cumple, afectando no solo la evolución económica de la misma sino también otros factores de índole humana, como la confianza de los socios o el amor propio de los individuos, ya que hay pocas cosas que irriten más a un ser humano que el hecho de ser ignorado. Increíblemente, gente formada y profesional en el ámbito empresario comete el terrible error de no consultar e involucrar a sus socios en la empresa, lo cual generará resentimientos y quebrantos morales.

El que toma decisiones suele reaccionar negativamente cuando se le exige transparencia, ya que esto debilita su poder y caprichos. Lo toman como un acto de desconfianza hacia su gestión o persona, transformando una necesidad institucional en un problema de índole moral.

El socio no informado ni participado, como dijimos, se siente excluido, ignorado, y reaccionan muchas veces de manera irracional. Estamos convencidos que este es un factor clave por lo que hay tantas particiones de campos, tantas peleas predecibles y prevenibles, y no solo un hecho económico como raíz de las mismas. La corrupción no es exclusivamente por actos deshonestos. Nuestro administrador o socio puede ser la persona más decente, recta y bien intencionada, pero si no actúa con transparencia, si toma decisiones de manera discrecional, tendrá una actitud corrupta ya que, como vimos, el monopolio genera vicios, vicios de autosuficiencia, autocracia o vicios de no asesorarse lo suficiente en determinados temas.

El administrador o socio verá que con una actitud transparente tendrá más ventajas que inconvenientes. En primer lugar, al consensuar las decisiones de peso e involucrar a los distintos personajes que intervienen, si bien habrá respuestas disímiles, el común denominador será el de contar con individuos involucrados y además, que carguen con “el peso de la mochila” mejor distribuido, tanto en los buenos como en los malos negocios. ¡Qué carga espantosa es llevar sobre las espaldas la responsabilidad de una mala inversión y que termina habitualmente en quiebres morales! En los párrafos precedentes nos referimos fundamentalmente a las grandes decisiones que tiene toda empresa, como el alquiler de un campo, la toma de un crédito o el hacer una inversión de envergadura. En la actividad agropecuaria sabemos que no son necesarias demasiadas reuniones: unos meses antes de cierre de balance, momento de la cosecha, de la siembra, etcétera. Y que obviamente el administrador manejará una “caja chica” económica y de toma de decisiones del día a día, habilitada por los socios o directorio en cuanto a su alcance y magnitud. Es función del administrador la de informar y el de asegurarse que sus interlocutores, socios o administrados, entiendan el material que presenta. No alcanza con dar la información. Y en este punto no se debe argumentar si los socios saben de campo o no, o si se interesan o no. Las cuentas básicas son muy sencillas: variaciones de inventarios de hacienda, de superficies cultivadas y de dinero en las cuentas. Obviamos la evolución de los pasivos.

No podemos ignorar la gran ventaja de un equipo de trabajo armónico, en cada ámbito.

Simplemente se suele tener la esperanza que en cada generación haya un iluminado que administre bien, que tome las decisiones correctas, que sea muy trabajador y por supuesto, que sea honesto, bien intencionado, sano física y mentalmente y por sobre todo, que tenga mucha paciencia. Utópico.Y en el camino quedan…

Si soy único dueño de algo, no tengo que rendir cuentas. Pero esto es cada vez más escaso, pues no salimos ni de gajo ni de semilla, y sin dudas, buscamos alegría y seguridad económica y moral para nosotros y para nuestros herederos. Y la trasparencia en la información y en la toma de decisiones importantes es una de las bases de las empresas familiares exitosas.

Ricardo Latour
Para LA NACION
El autor es asesor en empresas familiares

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1326358


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