Revista Opinión

Hacia las fast movies: el cine de consumo rápido

Publicado el 14 mayo 2018 por Carlosgu82

El cine de consumo rápido.

A casi todo el mundo le gusta la comida rápida. Toda esa comida que supuestamente se hace rápidamente y que está tan buena que te apetece más y más. Pero también sabemos que abusar de la comida rápida es malo para nuestra salud. Sin embargo, si te das una vuelta por los centros comerciales o por las calles de una ciudad cualquiera encontrarás los mismos restaurantes, las mismas cadenas mundiales de comida rápida que inundan nuestro paisaje urbano. Afortunadamente siempre quedan lugares en donde saborear otro tipo de comidas. Y creo que a todos nos gusta esa variedad culinaria. Es de sentido común. Y también es de sentido común tener una, más o menos, cultura gastronómica. Saber cocinar, saber distinguir qué tipo de alimentos nos convienen más. Lo dicho, cultura gastronómica. Pues no pasa con otros aspectos de nuestra cultura, como por ejemplo con el cine.

En los últimos 20 años las salas de cine han ido reduciéndose considerablemente. Hay multitud de factores que explican este fenómeno pero este artículo no va de eso. Va del contenido de las salas y de como nuestra cultura cinematográfica nos encamina hacia un nuevo (viejo) tipo de cine. Una clase de cine que podríamos denominar como fast movies, haciendo el paralelismo con la comida rápida.

La nueva era de la televisión vía internet nos ha dado la posibilidad de acceder a un catálogo de series y películas enorme. Por otro lado el cine, en salas, está cada vez más encaminado hacia las películas de gran taquilla, y es lógico que sea así, porque de otra manera no podrían sobrevivir en el mercado. Los espectadores estamos envueltos de unos nuevos tiempos en los que la velocidad es muy, muy importante. Hay demasiados estimulos y no podemos perder nuestro valioso tiempo. Por eso el cine que se estrena en las grandes salas va encaminado hacia las fast movies. Así como una hamburguesa nos puede saciar nuestro apetito en un momento determinado, el cine rápido nos ayuda a entretenernos en un momento determinado de nuestro tiempo de ocio. Pero así como sabemos que comer todos los días en los restaurantes de la gran M no es bueno para nuestra salud, deberíamos comprender que ver el mismo tipo de cine una y otra vez nos lleva hacia una cultura cinematográfica plana y carente de variedad.

Es precisamente el hecho de estar envueltos en un mundo que te estimula constantemente el principal enemigo del cine variado y estimulante. Hace poco he visto Un lugar tranquilo, una película entretenida pero hecha con otros parámetros alejados de eso que he llamado fast movies. Una película desarrollada a fuego lento en donde el espectador tiene que poner de su parte, algo que estamos perdiendo. Si uno come todos los días una hamburguesa que esta preparada de antemano, cuando se salga culinariamente de eso se sentirá perdido. Acabará con el sentido del gusto atrofiado y todo lo que le sirvan alejado de la comida rápida le parecerá malo.

Hacia las fast movies: el cine de consumo rápido

Imagina ahora la comparación de la hamburguesa con una película que crees que no te estimula desde el minuto uno. Una película que no te dice de qué va en los primeros minutos. Si te acostumbras a ver películas en las que te dan todo hecho de antemano, pederás tu cultura de cine. Y con ello, las salas de cine. Las salas de cine van dirigidas a eso, a estrenar solo películas del mismo estilo. Acción con efectos especiales. Batallas y peleas desde el minuto uno. Nada que pueda perturbar la atención del espectador que a poco que no se sienta (aparentemente) estimulado estará mirando su móvil. Imagina ahora que en las calles de tu ciudad solo hubieran restaurantes de la gran M o de la hamburguesa rey. Qué aburrimiento, ¿no? Pues a eso se dirige el cine mundial. A películas prefabricadas para ser digeridas rápidamente. Hacia las fast movies. Qué aburrimiento. Imagino que esa sería tu reflexión, ¿verdad?


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