Revista Comunicación

Hacia una Sociedad del Conocimiento

Publicado el 16 enero 2020 por Solano @Solano

Terminó 2019 con un año que deja en balance un marco interesante para lo que pueda venir en 2020: Implementación de la ley de modernización de las TIC, un Plan Nacional de Desarrollo, que aunque merezca ajustes, ya tiene un norte; fue subastado el espectro electromagnético y estamos estrenando un Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) en cabeza de una científica.

Desde ese ministerio deberíamos participar en la construcción de una Política Pública que defina la pauta en temas de CTI para que, por ejemplo, el sector empresarial, y así la economía del futuro, se fundamente en el conocimiento.

En conversación con Orlando Ayala –el colombiano que llegó a ser vicepresidente mundial de soporte, mercadeo y ventas de Microsoft y que ahora tuvimos el privilegio de tenerlo en la ‘Misión de Sabios’– recordó que uno de los retos definidos por la Misión es una Colombia productiva y sostenible, que busque cambiar la estructura productiva del país hacia industrias y servicios con un alto componente tecnológico, empresas de economía circular con máximo beneficio de residuos y con sostenibilidad ambiental.

Colombia debe ver cómo, con ayuda de las TIC, pero sobre todo con un pensamiento crítico y propositivo a la vez, le apunta a darle músculos a un modelo de desarrollo que ponga al ser humano en el centro, pero con la fuerza del conocimiento. Ese más de un billón de pesos aprobados para 161 proyectos de CTI tiene que dar sus frutos para el desarrollo de las regiones.

Desde el área de las TIC no se debe ahorrar esfuerzos para que las tecnologías cierren brechas, para que las tecnologías sean para todos. El sector rural tiene que beneficiarse y desde allí deberían nacer muchos emprendimientos con innovación social. La educación no puede ser ajena a esta revolución y debe, no solo acompañar al sector productivo, sino repensarse a sí misma para llegar mejor y a más personas.

Si queremos una Sociedad del Conocimiento debemos aceptar que somos biodiversos natural y culturalmente, que necesitamos ser más inclusivos y dejar de mirar hacia el ombligo. El 2020 promete cosas buenas si nos comprometemos todos.

Nota: Columna publicada originalmente en Vanguardia el día 2 de enero de 2020


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