Quien no ha vivido esta escena: Niños jugando en el parque, el tuyo es el más pequeño y por consecuencia es el campeón: se lleva más empujones, mordiscos y jalones de pelo que ninguno. Y tu, desde el banquillo sufres taquicardia severa.
A mi me pasa hasta el día de hoy, no solo con la peque sino también con mi hijo mayor, que tiene nueve años. Cuando haces un amago de levantarte y repartir sermones del tipo "no se pega niño,ohhhh pispito!" ves al otro lado del parque una madre con cara de pocos amigos; de esas que da miedo mirando con ojos de "a mi hijo ni lo mires" .Te tragas el mini sermón, coges a tu hijo morado de llorar y te vas a casa, llorando también.
Por suerte o por desgracia no todas resolvemos problemas de este tipo de igual manera.
Casi nunca sabemos como salir de estos casos sin ser injustas con otras mamas y con nosotras mismas, y optamos por el silencio y la mala cara; que no solucionan nada.
Si eres una mama pacifica como yo, sabrás que no todas las personas son así, que por mas teoría que sueltes cuando se trata de defender a un hijo la razón no siempre acompaña y corres un gran riesgo de encontrarte con una madre con genio y salir enfadada del asunto. Y digo enfadada por no decir magullada; hace poco vi una pelea entre una madre y un abuelo por sus pequeños en el parque, fue muy desagradable y mis hijos se asustaron muchísimo.
Yo he optado por la estrategia de hacer "amigas de parque". Tenemos suerte de tener varios parques en el pueblo y podemos elegir según el que tenga menos niños, horarios de mas afluencia, etc. Eligiendo otros horarios podemos disfrutar mas del paseo sin percances.
Llevar pelotas o algún juguete para compartir juego con otros beneficia la tranquilidad, mas que pelear por un columpio o por la vez en el tobogán.
También intento saludar, sonreír y sentarme con otras mamas/papas desconocidos, así hacemos un pequeño vinculo; lo que me da mas libertad a la hora de solucionar pequeños conflictos que puedan surgir entre los mas pequeños. Dos o tres mamas/papas que se conocen controlan a sus hijos mutuamente y todos salimos ganando. No siempre me sale bien; alguna que otra me deja con el saludo en la boca o me mira con cara de "esta está loca", y algún día que otro no tengo el nivel de simpatía tan subido y me arrincono en el banco más lejano pero he aprendido que algunos problemas se pueden solucionar perfectamente con un cambio de actitud y una buena sonrisa.