Revista Diario

Haciendo balance

Por Belen
Echando un vistazo rápido a este año que ya toca a su fin sería muy fácil para mi decir que ha sido de los malos el peor. Motivos, desde luego, no me faltan. La salud de Rayo, o mejor dicho la falta de ella, ha presidido este 2012. Nos ha perseguido como una sombra oscura y nos ha traído recuerdos, experiencias y sensaciones que habíamos enterrado ya en nuestra mente y en el baúl del ayer. Afrontar lo que llegaba y luchar contra los demonios del pasado han sido duros golpes. 
Un cambio de vida, la vuelta al mundo laboral, problemas de pareja, problemas familiares, como veis hemos tocado todos los palos. Pero yo creo que sería muy superficial por mi parte afirmar con un simple "ha sido un año muy malo". Yo no creo que con el año nuevo empiece un tiempo nuevo, porque el tiempo en sí mismo es un continuo. Y viéndolo así no se trata de romper con el pasado y adentrarnos en un futuro con un mapa perfectamente trazado. Creo que esto genera miedo, inseguridad y mucha indecisión. 
El camino se hace andando, cada paso es importante y las experiencias vividas han de servir para hacernos madurar, para conocernos mejor a nosotros mismos y para ayudarnos a crear un futuro más feliz. Porque de lo malo se aprende, ¡y mucho!, de las nefastas situaciones vividas debemos ser capaces de encontrar lo positivo, lo que te haga sonreir
No hay que buscar soluciones mágicas, no hay que esperar tiempos hiper felices, la felicidad absoluta no existe, sino que es algo puntual y si esperamos un estado continuo de felicidad lo único que conseguiremos será desilusión y frustración. 
Haciendo balance Ha sido un año difícil, pero nunca diré que ha sido un año para olvidar. A pesar de los pesares aquí sigo en pie, como un roble milenario contra el que no pueden cien huracanes. Aquí sigo, firme, segura, tranquila. Sabiendo que el tiempo y el dolor me hicieron un poquito más sabia. Conocedora de mis límites, que no existen, sabedora de que una madre es capaz de soportar siempre mucho más de lo que cree. 
Y voy a acabar el año sonriendo a la vida, que me deja un hijo feliz, osado y valiente. Sonrío porque a pesar de las dificultades tengo una pareja que continúa a mi lado y con quién continúo mi proyecto de vida. No necesito más, y desde luego no pido nada al nuevo año. El camino se hace andando, y cada uno de mis pasos me llevan hacia un único destino: La Vida

Volver a la Portada de Logo Paperblog