Revista En Femenino

Haciendo balance de lo bueno y malo

Por Luciagleon @luciagleon

todo en la vida forma parte de un aprendizaje tenemos que estar alerta de acuerdo a lo que la lección quiera enseñarnosHace tanto que no escribo… Como siempre digo, ¡hace tanto que no canta la sirena! A veces una expresión gestual basta, pero otras es mejor expresarlo por escrito.

En este blog sin orden ni concierto, -como son los sentimientos, a veces- quiero hacer balance de lo bueno y de lo malo. Sí, ya sé que no soy original, pero…¿quién lo es?

Para mi original es quien es verdadero, es decir, quien muestra sus sentimientos y no oculta sus miseras y ensalza sus alegrías.

No sé si es hoy o es mañana el día más corto del año. El invierno llega mañana, según los entendidos en meteorología pero el frío ya ha salido de mi corazón aunque quede por delante un largo y frío invierno.

Nunca me han gustado los años impares. Llamadme superticiosa, pero a las pruebas me remito. En este 2015 he descendido a los infiernos y bajado tan hondo que he resurgido más fuerte que nunca. A pesar de las zancadillas, a pesar de los desprecios, del daño físico y psíquico que me han ocasionado, a pesar de las envidias.

Por suerte el año termina bien, muy bien o así espero que sea y en mi mente, como una película, pasa todo tan deprisa que ya hasta he olvidado los malos momentos.

Sin embargo, y es solo un aviso a navegantes, olvido pero no perdono. No perdono ni el sufrimiento, ni el daño, ni las traiciones ni las zancadillas. Que actúe ahora la ley aquella que dice que recibes lo que das. Yo siempre he dado lo bueno, lo mejor de mi y cuando no he podido darlo, me he ido. Y no por la puerta de atrás, si no por la grande.

Dicen que más vale una derrota honrosa que una victoria vergonzosa. Y por eso, esta que escribe, que nunca va de nada, si no de frente y a pecho descubierto, le pasan las cosas que le pasan. No sufre más quien más llora ni es más ofendido aquél que lo pregona que el que lo calla.

Porque todo en la vida forma parte de un aprendizaje tenemos que estar alerta de acuerdo a lo que la lección quiera enseñarnos. Y hablando de sirenas, aquí os dejo este cuentecillo que el otro día no fui capaz de publicar.

Se llama, ¿por qué lloras Sirena sin mar?

Al filo del precipicio se levantaba una casa, una casa de brujas sin escoba ni verrugas en la cara, sino de dulces señoritas que vivían su vida como les daba la gana.

Un día llegó a la casa una sirena perdida que un día quedó varada en la arena y el mar quedó tan lejos, que luna tras luna, ésta tuvo lástima y con el haz de luz que se dibujaba cada noche sobre el mar convirtió su cola en unas lindas piernas.

La sirena al verse con piernas e insegura por no tener su cola para volver al mar decidió andar por la tierra. Siguió un camino que encontró. Árido y seco…¡Tan diferente al mar! Pero la curiosidad por lo que no conocía le pudo más. Anduvo muchas lunas hasta que llegó a esta casa. La del filo del precipicio.

Y allí, debajo del mismo, estaba el mar. La sirena empezó a llorar porque se había alejado del mar porque pensaba que ya no sabía nadar y después de tantas lunas volvió a encontrárselo de nuevo. Las brujas, al oírla llorar, apartaron sus tareas y salieron por debajo del dintel y se asomaron a ver quién lloraba.

Supieron al momento que era una sirena y, al verla sin piernas, pensaron que había venido a pedirles ayuda para recuperar su cola. La sirena les dijo que no, que ella se había alejado del mar y en su escapada había vuelto a encontrárselo. Y que ya no quería verlo porque no sabía nadar, ni volver… Porque un día la alejó de sus aguas hasta dejarla varada.

Las brujas, al unísono, le cantaron a la sirena sin mar una canción que decía así:

No culpes a nadie de tus profundos deseos,

Quisiste conocer nuevos mundos

Y así se te concedió.

Si en tu camino nada aprendiste,

Es que aún no es hora de volver al mar.

Sé valiente y lánzate.

El mar te acogerá con tus nuevas piernas o tu antigua cola,

pero nunca serás feliz mientras tus profundos deseos

sigan varados en la arena.

Porque tú anduviste un largo camino,

pero quedó vacío de experiencias y ninguno de tus deseos calmaste.

La sirena siguió llorando, esta vez más fuerte y corrió y se lanzó al mar. Cuando despertó volvió a encontrarse en la arena con sus dos piernas. Esta vez anduvo, también durante muchas lunas, por el mismo camino árido y seco…¡Tan diferente al mar! Pero se paró con cada una de las personas que se cruzó, visitó cada aldea, ciudad, iglesia o choza que se encontraba en el camino. Y amó… Amó sin prejuicios, sin ataduras y desde la libertad. Vivió su vida como le vino en gana… Como lo hacían las mujeres de aquella casa.

Volvió a la casa de las brujas. Y éstas le preguntaron si no lloraba ahora al ver el mar. La sirena le contestó a las brujas que ya era hora de volver de nuevo casa.


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