29 días son muchos días, y en ellos pasan muchas cosas. Y yo no soy una persona precisamente paciente. Me he pasado gran parte de este tiempo observando mi cuerpo y aprendiendo muchas cosas sobre cómo funciona, aunque, intentando seguir las indicaciones de mi ginecólogo, no apunté nada. Pero he decidido que este mes será distinto.
Como escribí aquí hace algunos días, ya hemos empezado nuestro segundo ciclo intentando concebir. Y si pienso en que este ciclo terminará el 8 de febrero, se me hace eterno. Y mucho más aún sabiendo que puede que queden varios ciclos, o muchos, antes de conseguirlo. Seguramente, si pasan unos meses querremos asegurarnos de que todo está bien… y para conocer de verdad el ciclo de una mujer dicen que se recomienda observarlo durante al menos tres meses. Por eso, al final, me he animado.
He empezado a registrar una gráfica según el método sintotérmico, que une la toma de temperatura basal con otros posibles síntomas que una va notando a lo largo del mes. La idea es que la temperatura puede darnos una pista de cuándo hemos ovulado o cuántos días componen nuestra fase lútea, mientras que el registro de otros síntomas nos puede ayudar a saber cuáles presentamos de forma habitual cada ciclo y distinguirlos de posibles síntomas de embarazo (a veces, los síntomas de embarazo y de menstruación coinciden mucho, y podemos albergar falsas esperanzas por no haber sido observadoras).
De momento, el registro diario de síntomas parece que me tiene entretenida, ¡a ver si de este modo se me hace más corta la espera!
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