Sólo quienes le tienen gran aversión a Mariano Rajoy creen que su declaración como testigo sobre la Trama Gürtel hoy miércoles le afectará negativamente como presidente del Gobierno.
Pero cuando salga serena y tranquilamente de la Audiencia Nacional seguramente habrá ganado más popularidad entre el electorado.
(Nota: esta crónica fue escrita el martes 25, un día antes del testimonio de Rajoy en la AN que se vio hoy. Se publicó en los diarios habituales. El cronista se felicita porque, como se ha visto y se leerá en la crónica de mañana, anticipó en todos los extremos cuál sería el papel de Rajoy y su resultado)
Paro sigamos: se producirá un efecto boomerang que se volverá contra quienes lo forzaron a aparecer en persona, y no por videoconferencia, como testigo de unos presuntos desfalcos que no tenía por qué conocer cometidos hace entre 12 y 18 años en dos ayuntamientos del PP en las afueras de Madrid.
Esa presencia física fue exigida por uno de los tres jueces de la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, el muy anti-PP José Ricardo de Prada, a demanda de la Asociación de Abogados Demócratas por Europa (Adade), vinculada al PSOE.
En otros casos la Audiencia Nacional, sin embargo, permitió tomar declaración por videoconferencia a Íñigo Errejón y a Carolina Bercansa, lo que muestra un trato más favorable con los ultraizquierdistas.
Esa medida diferente le proporciona a Rajoy imagen de víctima, lo que le supone lograr mayor simpatía entre quienes no tienen un voto fijo, y que son quienes ponen y quitan presidentes.
José Ricardo de Prada es un izquierdista autoproclamado pacifista, defensor del apaciguamiento frente a las peores lacras para la sociedad, como el terrorismo: se había declaraba enemigo de la ilegalización de los partidos proetarras porque “esa no es la solución”, como se dice cuando no se sabe cómo resolver un problema para el que otros proponen salidas.
Finalmente, tras contestar que no sabía nada ni tenía que saber nada, mucha gente poco cercana al PP verá a Rajoy como un hombre acosado, pero tranquilo: así gana electores.
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SALAS