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¿Personajes míticos o delincuentes?
Ídolos para algunos, criminales para otros: los hackers suelen ser confundidos por sus contrapartes hostiles, denominados 'crackers'.
Hacker. Se trata de una palabra que está ya imbuída de un aire mítico. Los chicos en internet presumen de serlo, mientras que en muchos medios de comunicación se han convertido en la versión moderna del "coco", capaces de cualquier cosa, desde robar números de tarjetas de crédito hasta desencadenar una guerra nuclear. Pero, seriamente, ¿qué es un hacker? Quizá un buen lugar para comenzar es la "Jargon File", también conocida como el "Diccionario de los Hackers", un documento iniciado en los años 70 y mantenido hasta la fecha, en el que se recoge el slang de los programadores y, sí, de los hackers. Así, busquemos la definición. Hacker...
Tiene ocho significados aceptados. A saber:
1. Una persona que disfruta explorando los detalles de sistemas de programación y la manera de estirar sus capacidades, a diferencia de la mayoría de los usuarios, que prefieren aprender sólo lo mínimo necesario.
2. Alguien que programa con entusiasmo (hasta obsesivamente) o que disfruta el programar más que simplemente teorizar acerca de la programación.
3. Una persona capaz de apreciar el valor de un buen "hack".
4. Una persona que es buena para programar con velocidad.
5. Un experto en un programa particular, o que frecuentemente trabaja con él; por ejemplo, "un hacker de Unix".
6. Un experto o entusiasta de cualquier clase. Uno puede ser un "hacker de astronomía", por ejemplo.
7. Alguien que disfruta el reto intelectual de superar limitaciones con métodos intelectuales.
8. (Insultante) Un intruso malicioso que trata de descubrir información sensitiva en un sistema. Por ejemplo, "hacker de passwords", o "hacker de redes". El término correcto para este significado es "cracker". Evidentemente, el último sentido es el que ha prevalecido en la opinión pública, y hoy la palabra "hacker" es, para muchos, sinónimo de "cracker", el término aceptado para un intruso cibernético. Pero no siempre fue así. Durante muchos años, la palabra era una marca de prestigio, reservada para los mejores programadores. De hecho, el origen de la palabra se da en los años 70, cuando programadores de MIT empezaron a referirse con la palabra "hack" a una solución particularmente ingeniosa para un problema de programación. De ese modo, un pequeño programa podía ser conocido como un "buen hack". Lógicamente, quien se distinguía por la cantidad y calidad de sus "hacks" podía ser conocido como... un hacker. Pero al llegar la popularización de internet, las principales historias periodísticas se referían a los intrusos informáticos, a los que llamaban "hackers".
De ese modo, la palabra entró en el lenguaje común con un significado distinto al original, a pesar de que muchos entusiastas trataban de preservar el sentido original y ofrecían "crackers" como una palabra adecuada para los intrusos maliciosos. No funcionó. "Hacker" se convirtió, para las masas, en sinónimo de criminal cibernético. Así, resignados a la pérdida de su palabra, los programadores modernos distinguen entre los hackers "de sombrero blanco" (o "white hat"), que comprenden a los entusiastas de la programación y que se adhieren a la ética hacker, y los "sombrero negro" ("black hat"), que son los villanos de la historia.