Es lo que te animes a creer.
Son raptos, no puede ser continuo, pero en esos momentos donde distinguís que va por ahí, cuando ves claramente el camino que debés seguir, esos segundos de nitidez que te permiten imaginar por donde tejerás las telas de la red invisible que determina la unión de un punto con el siguiente.
En el medio hay una recta que se recorre con vaivenes o en línea según el nivel de dificultad de la prueba siguiente a ser sorteada para luego festejar el logro de haber conseguido esa nueva oportunidad de ir por el flujo siguiente de reacción o acción, al estímulo posterior.
Y así se ilumina un día para que a las horas se oscurezca de vuelta porque al día deviene la noche, y luego el día.
Es lo que te imaginás y vislumbrás que es. ¿Se desprecia ese conocimiento porque da pavor el compromiso y la responsabilidad que deviene al saberlo? Que soñador, de los buenos y baratos.