Revista Coaching

Hagamos que nuestros clientes nos quieran

Por Miguel Pujante Marco @miguelthepooh

Esta entrada va a tener una mención muy especial a las mujeres (compañeras y competidoras sanas) que me tienen calado, que no permiten que me vuelva más gruñón de la cuenta y que algunas veces hasta consiguen que me sienta cómodo con un abrazo colectivo. :)

Por supuesto empiezo con mi media naranja

:)
@ScG_Olga que se está ganando el cielo a base de aguantarme
:)
y nunca será suficiente para poder agradecer todo lo que hace por mi todos los dias.

Gracias a @miryamposada, @_marta_m_arroyo @maineber @MReyesRamon @MariaGCD @PilarPerezBaz @ValeriaTittarel @gabidir

Y a los que siempre consiguen que hable y que apoyan mis decisiones @JoelPintoRomero @luisreyes6 @juanurrios @jrequejo

Probablemente me esté olvidando a algunas personas, pero si crees que mereces estar en esta lista solo tienes que decirlo, que seguro que tienes razón y se me fue la olla.

Ahora que lo he dedicado (casi es mas largo que el mismo post)…

Una de las acciones comerciales que más deberíamos cuidar es conseguir que nuestros clientes al principio confíen en nuestro criterio, poco después nos consideren como referente en nuestra especialidad y finalmente la meta es conseguir que toda esa sensación se vuelva en aprecio y finalmente que se enamoren de nuestro negocio.

El caso es que es relativamente fácil (aunque en estas épocas no lo sea tanto) conseguir que se “fije” en nuestros atributos y que incluso quiera tener una relación esporádica con nosotros, pero se hace muy complicado conseguir esa fidelidad que necesita nuestro negocio, ya que olvidamos que esa fidelidad solo puede conseguirse si lo somos con él.

Aquí no basta con mantener un buen escote y una maquillaje ideal, o esa camisa “la camisa” con la que nos sentimos tan cómodos…

Debemos estar seduciendo a nuestro cliente, cada día… cada minuto. Pero por supuesto algunas veces nos pasará como el juego de un niño que nos hace chantaje emocional para que estemos atentos a sus caprichos, pero por supuesto eso es normal y probablemente tengamos que lidiar con esa actitud.

En el caso del noviazgo de adolescentes debemos ir con mucho cuidado con las actitudes, calientes y enérgicas. Con mucha acción y mucho “color” provocando ese acercamiento continuo y a veces duro. Cogidos de la mano y con los labios húmedos listos para un beso arrebatado en cualquier lugar, en cualquier momento.

Por supuesto algunas veces podemos encontrarnos con que nuestro amor por nuestro cliente acaba convertido en una bacanal de sensaciones y que él (el cliente) nos pide tener una “relación” más abierta y que debemos comprender que siempre lo mismo cansa. Es por eso que debemos tener todo un arsenal de sensaciones para agasajar a nuestro cliente, debemos permitir que vuele (pero no muy lejos) pero sin celos, ni reproches, solo tolerancia y preparando el nuevo “juego” para que sienta que aunque le necesitamos no nos volveremos locos por el caso que un día “pruebe” otra cosa. Eso si, vestiremos nuestras mejores lencerías y le demostraremos cuanto amor nos queda por darle.

Ahora dejemos las analogías y pasemos al tema que ostenta el blog. Hablemos de marketing y más concretamente del de sensaciones.

Como desde hace miles de años se viene haciendo, con un ejemplo (aprovechando que hoy me siento gráfico) es más fácil comprender…

Hagamos que nuestros clientes nos quieran

Fuente: thinkwasabi.com

Supongamos un día de lluvia, con una sensación fastidiosa, nuestras clientas con paraguas chorreando, pelos alborotados y un humor digno de Conan el Bárbaro. Nuestros clientes varones con los trajes húmedos  gafas empañadas y zapatos estropeados (por que así somos los tíos, ni paraguas ni chubasqueros, a pecho descubierto)…

 Lo primero que debemos tener en cuenta es que un paragüero no es una herramienta imposible, nos puede valer cualquier cubo, aunque por supuesto un recipiente con un poco de estilo puede hacer nuestra recepción un poco más chic.

En hostelería podemos encontrar secadores de manos por aire caliente. ¿por que no escoger un modelo que tenga una tolva giratoria para poder secarnos un poco la ropa o el cabello?.

¿Sería muy complicado tener unas toallas y utensilios para que las personas puedan retocarse el cabello? No se trata de poner a disposición una peluquería completa, pero ¿unos cepillos o peines?

Cuando hablamos de marketing acostumbramos a pensar en folletos y catálogos, presencia en las redes sociales, o en las marquesinas de las paradas de autobuses, pero la fidelización de los clientes también forma parte de las técnicas de marketing y merchandising, si nuestro comercio es cuidadoso con las necesidades mundanas de nuestros clientes haremos que ese amor se vuelva sólido y estable,

Amemos a nuestros clientes, y sobre todo amemos a los que todavía no se han dado cuenta que somos el amante perfecto, respetuoso, atento…

¿nos amamos?

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