Hasta ahora se pensaba que la celiaquía (la intolerancia grave y crónica al gluten) era una condición autoinmune que se activaba por una predisposición genética. Un nuevo estudio abre la puerta a la esperanza con una noticia sorprendente: la celiaquía podría deberse a un virus.
Aún es pronto para hablar de causalidad, pero desde luego hay correlación, y las evidencias que asocian la celiaquía a un tipo de reovirus por lo demás benigno son demasiadas como para pasarlas por alto. Solo en Estados Unidos, por ejemplo, hay entre un 30 y un 40% por ciento que tienen los rasgos genéticos asociados a la celiaquía. Sin embargo, solo el 1% son celíacos. Hay ciudades en las que un 2% de la población son celíacos y en la población de al lado solo el 0,2% lo son. Todas las investigaciones epidemiológicas, en definitiva, apuntan a que hay algún tipo de factor ambiental, probablemente un virus, que es el que activa la intolerancia. Lo que no había eran estudios que buscaran esta relación mediante experimentación.
El nuevo estudio, que acaba de publicarse en la revista Science ha encontrado que ciertos reovirus intestinales que hasta ahora se creían completamente inofensivos pueden activar la respuesta inmune al gluten que caracteriza a las personas celíacas en ratones.
Biopsia de un intestino delgado en el que se aprecian lesiones causadas por la celiaquía.
No se trata de todos los reovirus, sino de cepas concretas. Al infectar a ratones con estas variantes genéticas, los roedores desarrollaban una inflamación producida por respuesta autoinmune a la proteína del gluten. El estudio también ha encontrado que las personas celíacas tienen unos niveles de anticuerpos contra reovirus mucho mayores que las personas que no padecen esta condición.
La hipótesis actual es que la acción de este virus, unida a una cierta predisposición genética puede hacer que algunas personas desarrollen intolerancia grave al gluten en algún momento de su vida. Es probable que la mayor parte de los casos se fragüen en niños de menos de un año de edad, cuando el sistema inmune y el digestivo aún están en plena formación.