Revista Comunicación

Halt and catch fire

Publicado el 04 agosto 2014 por Lya
Halt and catch fireEscribo de Halt and catch fire sin haber visto su episodio final pero con la seguridad de que, pase lo que pase, esta serie tendrá ya para siempre un lugar especial en mi serieteca ideal, sección 'LO MÁS'. 
En un verano de desmotivación generalizada en lo que a series se refiere -con el B2 llegó la pereza, qué le vamos a hacer- esta que nos ocupa ha sido la única -con la excepción de The West Wing- que me ha quitado el aburrimiento y eliminado los bostezos. 
¿De qué va Halt and catch fire? Pues mirad, no os lo voy a decir. No todo, al menos. Con decir que va de ordenadores y principios de los años 80, creo que es suficiente. Es lo que sabía yo y, en serio, no hace falta más. Porque hay que contar con el factor sorpresa. Hay que dejarse llevar. Hay que entrar en la historia. Esto último puede costar, advierto. De hecho hay gente que dice que hasta el episodio sexto no comenzó a disfrutarla. Yo empecé antes, sobre el cuarto, más o menos. Y luego, sí, llegó el sexto. Que es brutal. Y llegó el octavo, con el que terminé llorando. Y llegó el noveno y aplaudí muy fuerte. Y esta noche caerá el décimo, que puede que sea el último forever and ever, porque no hay esperanzas para una renovación. No me parece mal. Así, tal y como está, Halt and catch fire será una serie de culto, de las que recordaremos siempre. Si se prolonga, puede perder encanto. Y no quiero. 
Serie de culto, sí. Porque hay series de las que jamás te plantearías hacerte una camiseta, pero hay otras, hay otras que son perfectas para ello. Porque muestran ideales, porque retienen en su historia, en su narrativa, en su elaboración eso que nos hace dignos de llamarnos seres humanos. Hay algo en la historia de la humanidad que no valoramos, creo, suficiente: las ganas de mejorar, de llegar más lejos, de ser más rápidos, de ser más altos. Como el lema de los Juegos Olímpicos, 'citius, altius, fortius'. Ese afán de superación que nos ha hecho evolucionar como especie desde que dejamos los árboles y tallamos la primera piedra para usarla como herramienta. Ese afán es lo que sostiene a Halt and catch fire. Y, una vez que lo comprendes, es sencillo adorar esta serie. Quiero una camiseta. Ya. 
Pero, como os decía antes, es complicado entrar en su ritmo. Porque no es una narrativa lineal de episodio a episodio, hay saltos en el tiempo, cosas sobreentendidas, y aspectos complicados para los profanos del mundo de la informática. Si tenéis, como yo, a una pequeña japonesa loca por los cables y las conexiones en vuestro interior, os volveréis literalmente del revés intentando entender todo. Si no, con manejar los conceptos básicos de software, hardware y BIOS, se puede sobrellevar. Especialmente una vez que comienzas a empatizar con los personajes, con ese trío protagonista a los que querrás abrazar muy fuerte y ser su amiga y llevarlos el café y admirarlos hasta desgastarlos. Por imperfectos, por locos, por soñadores. 

Halt and catch fire

Gordon, Cameron, Joe.


En fin. Soy muy fan. 
Nota al margen: Lee Pace (Joe MacMillan), trajes, cazadoras de cuero, coches caros. Los 80 nunca molaron tanto como en la piel de este hombre. Ay, omá. 

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Dossiers Paperblog