Los científicos ya no culpan el hecho de darse un atracón de alimentos con alto contenido de grasa y azúcar como una de autocontrol. Más bien al contrario ahora se cree que el deseo de acabar con todo el paquete de patatas o con toda la tarrina de helado por ejemplo, se debe al hambre hedónica, una poderosa respuesta fisiológica sobre la que tenemos poco control.
Pero el segundo conductor, el hambre hedónica, puede anular el primero. Se define como una respuesta fisiológica, que involucra a los "centros de recompensa" del cerebro para oler, ver y pensar sobre ciertos alimentos. El resultado es que no comemos según las necesidades energéticas, sino únicamente por placer.
Richard Lowe, profesor de psicología en la Universidad de Drexel en Filadelfia, dice que los estudios de neuroimágenes han demostrado que en presencia de alimentos altos en grasa, azúcares o altos en sal, las áreas del cerebro relacionadas con el placer "se iluminan" de forma similar a los cambios cerebrales vistos en adictos a drogas o alcohol. La liberación de dopamina, una sustancia química fuertemente asociada con el sistema de recompensa del cerebro, también está involucrada.
La grelina es una hormona que normalmente produce el estómago cuando el cuerpo necesita energía, para estimular la sensación de hambre; pero los científicos descubrieron que también se libera en presencia de alimentos altos en grasa y azúcares, incluso cuando el cuerpo no necesita calorías.
Los expertos creen que el hambre hedónica se ha convertido en uno de los principales motivos que ha llevado a alcanzar los niveles de obesidad actuales.
Los últimos estudios, del Instituto de Investigación de Oregón, indican que con el tiempo, la liberación de dopamina en presencia de tales alimentos se fortalece, pero comienza a disminuir cuando realmente los consumimos. En otras palabras, necesitamos más de estos alimentos para obtener nuestro "éxito".
Se cree que el sistema hedónico evolucionó desde el momento en que los humanos eran cazadores y recolectores y no siempre sabía de dónde vendría la próxima comida. El hombre primitivo desarrolló la necesidad de anular la homeostasis y de comer más de lo que el cuerpo requería. Pero hoy en día, los expertos creen que el hambre hedónica se ha convertido en una responsabilidad, responsable del aumento de los niveles de obesidad.