Revista Viajes
Hamburgo es una de esas ciudades que te sorprenden agradablemente. Al menos nosotros teníamos en nuestras cabezas la idea preconcebida de una ciudad industrial, fea, sucia y sin atractivos, y nada más lejos de la realidad. Porque esta ciudad hanseática ha sabido sacar partido a su gran pasado industrial y convertirlo en uno de sus mayores activos turísticos. Y para ello no ha dudado en optar por un modelo de puesta en valor de ese patrimonio industrial, de rescatarlo para su ciudadanía y para todo visitante que disponga de un mínimo de sensibilidad por la historia, aunque ésta no sea la suya propia. Además ha ido acompañando esa recuperación de la "Hafen City" -la ciudad puerto- con una ciudad amable, con numerosas plazas y calles exclusivamente peatonales, parques y un gran lago en el centro de la ciudad que sirve de esparcimiento para los hamburgueses. Hamburgo se compone de muchas zonas muy diferentes entre ellas pero que a la postre parecen armonizar perfectamente, y eso es parte de su indudable encanto.
El Lago Alster en pleno centro de la ciudad de Hamburgo sirve de pulmón y esparcimiento para los habitantes de la ciudad hanseática. Sus orillas sirven para relajarse o para practicar jogging, para pasear o para embarcarse en alguno de los barcos que ofrecen paseos por el lago. Cuando estuvimos nosotros también había un montaje artístico consistente en una descomunal escultura de una señora bañándose en el Alster.
El Ayuntamiento de Hamburgo preside una gran plaza situada frente a una de las orillas del Alster. Un llamativo edificio con una gran torre del reloj muy ornamentado y con muchas estatuas decorando sus balconadas donde sus tejados verdes dan un toque de color a los plomizos cielos de Hamburgo.
La imagen de los fantasmagóricos restos de la Iglesia de San Nicolás resulta una escena de lo más turbadora. Esta iglesia de estilo neogótico se encuentra en ruinas como resultado de los bombardeos aliados en la Segunda Guerra Mundial que la dañaron enormemente. En años posteriores derrumbaron los muros que quedaban en pie de la nave y decidieron no reconstruirla. Hoy en día tan sólo permanece en pie la gran aguja del campanario y parte de la trasera de la nave y quedó en el estado actual para que sirva de recordatorio contra la guerra.
Y caminando por la calles llegamos a la "Hafen City", la ciudad puerto y uno de los mayores atractivos de la ciudad. Esta parte de la ciudad de Hamburgo estaba llena de almacenes de almacenaje construidos en ladrillo rojo. La idea de incorporar esta importante parte de la historia de Hamburgo al centro de la ciudad y dotarla de valor añadido para la misma vino de mediamos de los años 90. Afortunadamente llegaron a la conclusión de que había que conservar la arquitectura industrial, restaurarla y devolverle su antiguo esplendor con otros usos distintos. En definitiva, devolver esta parte de la ciudad a los hamburgueses y a una ciudad que quedó arrasada en los bombardeos aliados de la Segunda Guerra Mundial.
Toda la zona está abrazada por numerosos canales donde antaño las barcazas descargaban mercancías para ser almacenadas hasta su salida definitiva hacia sus destinos finales. Para ello accedían por dichos canales hasta las puertas de entradas en las diferentes plantas donde eran izadas con la ayuda de grúas y polipastos. La contemplación de estas edificaciones resulta extraña ya que hay pocos ejemplos de ciudades cuyo centro urbano de como resultado esta arquitectura tan poco esperada. Quizás Liverpool puede tener ciertas semejanzas con Hamburgo, aunque a una escala mucho menor, y sus políticos locales también optaron por la recuperación y puesta en valor de su pasado industrial en vez de la demolición por la que hubiera optado la mayoría de políticos.
La Filarmónica del Elba se ha convertido en uno de los referentes de la nueva Hamburgo. Cuando estuvimos nosotros de visita en la ciudad aún se encontraba en construcción, aunque ya en una fase muy avanzada que permitía contemplar todos sus volúmenes y el impactante diseño. Su construcción se ha realizado sobre uno delos almacenes más grandes del Puerto de Hamburgo y el que se situaba más al exterior del Río Elba. Y nuevamente, en vez de derribar, se ha aprovechado ese gran almacén como aparcamiento, y el edificio de la Filarmónica del Elba construido sobre el propio almacén. Una brillante idea, y un bello edificio a pesar de sus grandes volúmenes.
La recuperación de la "Hafen City" ha sido acompañada con la construcción de modernos edificios de arquitectura vanguardista que dan cabida a oficinas y a caros y exclusivos apartamentos de viviendas. Si yo viviera en Hamburgo y tuviera un alto poder adquisitivo ésta sería mi zona predilecta para residir sin lugar a dudas.
Estando en Hamburgo no podíamos dejar de probar sus ricos bocadillos de arenques crudos acompañados de cebolla fresca. La verdad que estaba particularmente bueno si exceptuamos su correosa piel que no nos quedó más remedio que retirar. Pero por lo demás es un buen tentempié.
Tras el frugal aperitivo y tras tomarnos un café en una de las muchas terrazas que hay en la zona continuamos el paseo por la ciudad almacén donde hay edificios singulares y multitud de bellos puentes de acero y hierro de aspecto industrial. Algunos de los edificios se les ha buscado otras finalidades. En esta zona de Hamburgo se encuentran algunos de los museos de ciudad como el Museo Marítimo.
Un peculiar ejercicio de arquitectura es este estrecho edificio
Y tras recorrer parte de la ciudad de Hamburgo ahora tocaba ver y sentir el Elba de más cerca. Sus orillas separan la ciudad del que es el actual puerto moderno y entre medias, en pantalanes anclados en la orilla, se exhiben algunos buques históricos. El mayor de todos esos navíos es el "Cap San Diego", construido en 1961 y amarrado permanentemente en los muelles es hoy un barco museo que, a parte de mostrar a uno de los mercantes de mayor tamaño de su época, en determinadas fechas embarca pasajeros y zarpa por el Río Elba, ya que este buque está plenamente operativo.
Y este otro un barco faro pintado en vivo color rojo, tan utilizados en las aguas del Mar del Norte para balizar desde parques marinos eólicos a zona de plataformas petrolíferos o zonas de bajíos en labores de dragado. Aquí su utilidad es más lúdica albergando un bar donde pudimos descansar de la caminata y tomarnos un buen par de cervezas alemanas.
Para ir acabando la jornada nos sentamos a cenar en un restaurante curiosos y diferente a otros que habíamos visto hasta el momento. En éste el protagonista era la patata. Todos los platos iban servidos con diferentes preparaciones de este tubérculo tan socorrido-incluidos postres- y hasta las camareras vestían con sacos de patatas a modo de vestidos. Un restaurante de bastante éxito a tenor de la ocupación total de sus mesas.
Tras la cena pudimos pasear por los puestos de comidas que poblaban la plaza del Ayuntamiento de Hamburgo. Por la noche la ciudad parecía cobrar vida y los hamburgueses y turistas tomaban los bancos para dar cuenta de los bratwurst y las jarras de cerveza. En verano la posición tan septentrional de Hamburgo ofrece luz diurna hasta bien avanzada la noche.
Posted in: Alemania , Viaje en coche verano 2011 Enviar por correo electrónico Escribe un blog Compartir con Twitter Compartir con Facebook