El piloto de McLaren gana el GP de EE UU por delante de Vettel y del asturiano, que llegará a Interlagos a 13 puntos del alemán
Hamilton levanta el trofeo de vencedor en Austin ante Vettel y Alonso - Reuters.
“A pesar de cómo han ido las cosas, tengo la extraña sensación de que le restaré puntos a Sebastian”, pronosticó Fernando Alonso después de ser noveno en la Q3 –octava a la práctica por la sanción a Romain Grosjean por cambiar la caja de cambios, la misma decisión que tomó Ferrari con Felipe Massa para que Alonso partiese séptimo– y de ver cómo Vettel lograba su sexta pole del curso. Seguro que el asturiano contaba con hacer una salida tan buena como la que realizó –se colocó cuarto– y con que Lewis Hamilton, quien fuera su problemático vecino en McLaren, iba a su mejor aliado contra Vettel. Hamilton ya había dicho sus preferencias hace tiempo: si él no tenía opciones de ser campeón quería que lo fuese Alonso, el mismo que hace cuatro años deseaba en voz alta que ganase el título Massa “para que no gane Hamilton”.Ahora se respetan y se piropean. A la hora de la verdad, Alonso no pudo restar puntos con Vettel, pero con su tercer lugar sólo perdió tres puntos –con lo que tiene 13 de desventaja– con respecto al alemán, al que le valdría con ser cuarto en Interlagos, la última cita del curso, en el caso de que Alonso ganase la carrera. El asturiano tiene mucho que agradecerle a Hamilton, que agobió al límite a Vettel hasta adelantarle a falta de 14 vueltas y convertirse en el primer vencedor en el circuito de Austin, el nuevo escenario del GP de EE UU y donde el curso que viene también se disputará el Mundial de MotoGP. En Red Bull rezaban para que su piloto fetiche no tuviese los problemas que el actor secundario, Mark Webber, que tuvo que retirarse por problemas en el alternador. La remontada de la jornada –del 11º al cuatro lugar– fue para Massa, al que no le gustó la estrategia de Ferrari, pero que optó por el discurso más corporativo –“soy una persona honesta. Quiero dar lo máximo para ayudar a la escuadra y a Fernando”–.
“Ganaremos, perderemos, pero como siempre no nos vamos a rendir hasta la bandera a cuadros”, advirtió Alonso, convencido de que puede dar la sorpresa el último día en Brasil, como hizo el propio Vettel en Abu Dabi en 2010, cuando ganó la carrera su primer Mundial siendo el aspirante que peor lo tenía –Alonso fue séptimo y Webber octavo en aquella cita–, o en 2007, cuando Kimi Raikkonen se llevó la corona, también tras ganar la carrera, en este caso en Interlagos, y de que Alonso fuese tercero –curiosamente, detrás de su actual compañero, Massa– y Hamilton acabó octavo. El asturiano piensa que esta vez la suerte puede cambiar a su favor -para ser campeón necesita ganar la carrera y que Vettel no pase del quinto puesto, ser segundo y que el alemán no supere la octava posición, o acabar tercero y que Vettel sea décimo o no puntúe- y se esmerará al máximo para que así sea y asegurar el segundo puesto en el Mundial de constructores. El primer puesto, por tercer año consecutiva, es para Red Bull, por más que Webber no puntuase.Micrófono en mano, Vettel recordó que su debut en la Fórmula 1 fue en Estados Unidos hace 5 años conduciendo un BMW sustituyendo a Robert Kubica, que había tenido un grave accidente en Canadá. Mientras el piloto de Red Bull relataba sus inicios en el Gran Circo, Hamilton y Alonso hablaban en el podio y sonreían. Para el británico, el último en ganar en Estados Unidos –lo hizo en Indianápolis en 2007 y que igualó las 21 victorias de Mika Hakkinen– era una jornada especial: “Estoy muy orgulloso. Hacía tiempo que no ganaba”. Y para el asturiano la continuación de un sueño, el tercer Mundial: “Perder tres puntos con Sebastian en un fin de semana en el que ellos volaban es para estar contentos”. El asturiano volvió a ser infalible y en la salida se merendó a Nico Hulkenberg, a Michael Schumacher y a Raikkonen, y vio cómo los tres primeros se escapaban sin remedios. A Hamilton no le costó en exceso superar a Webber, que tuvo que abandonar de nuevo –vuelta 17– y Alonso se colocó tercero, una posición que ya no perdería a pesar de que su pit stop fue uno de los más lentos (6'3 segundos) y de que le pasase Jenson Button cuando éste, el único junto con Nico Rosberg en partir con gomas duras, todavía no había hecho la parada en boxes.