Revista Coaching

Hamlet y la escucha activa

Por Conmigoaprendi @conmigoaprendi

Si alguien me pidiese que explicase cómo puede sentirse alguien que tiene la necesidad de comunicarse y que no encuentra a quien sepa escucharle sin juzgar, no encontraría nada mejor que este extracto de Hamlet para que lo entendiese.
Pues mira tú en qué opinión más baja me tienes. Tú me quieres tocar, presumes conocer mis registros, pretendes extraer lo más íntimo de mis secretos, quieres hacer que suene desde el más grave al más agudo de mis tonos; y ve aquí este pequeño órgano, capaz de excelentes voces y armonía, que tú no puedes hacer sonar. ¿Y juzgas que se me tañe a mí con más facilidad que una flauta? No; dame el nombre del instrumento que quieras; por más que lo manejes y fatigues, jamás conseguirás hacerle producir el menor sonido. (Acto III, escena 2.)”
¿Te has preguntado alguna vez, por qué te gusta tanto hablar con una persona en concreto sobre tus problemas, o sobre lo que te ocurre?¿Conoces a alguien a quien quieres mucho pero a la que no le cuentas tus preocupaciones porque te hace sentir mal? Probablemente la primera practique la escucha activa de manera natural.
No hay tarea más complicada que la escucha activa. Debes estar preparado mentalmente para prestar toda tu atención a la otra persona, mantener una actitud positiva, no interrumpir, escuchar a la persona, ver a la persona, no juzgar lo que te dice, hacer por entenderla no sólo con lo que dice, también con lo que calla.
Cuando te sitúas delante de una persona que se abre a ti: escucha, mira, comprende, atiende, quiere, ama, siente. No creas saber que sabes. No juzgues la intimidad de otro. Respeta su esencia.
No hay mayor elogio que oír "Me gusta conversar contigo porque siento que no contaminas mis pensamientos"


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