Revista Opinión
España fue el país de la Unión Europea (UE) donde más aumenta la presión fiscal.
Pese a que el esfuerzo impositivo de los españoles resulta claramente inferior, por ejemplo, al de los países nórdicos (donde el Estado se queda con la mitad de las ganancias de sus trabajadores), en el año 2007 un asalariado medio dedicaba 130 días, aproximados, de trabajo al año para saldar cuentas con Hacienda.
El esfuerzo impositivo de los asalariados no ha dejado de subir desde 2003. Las últimas medidas fiscales añaden más días de ‘carga’ a los ciudadanos. Si se tienen en cuenta las cotizaciones sociales que pagan las empresas por cada trabajador, en España un trabajador medio dedica realmente 179 días de media a sostener al Estado. Es decir, que los españoles dedican la mitad del año a sostener la sanidad, la educación, la justicia, la seguridad… y las promesas electorales de los políticos.
El número de días necesarios para pagar los tributos irá en aumento en los próximos años tras la subida fiscal anunciada por el Gobierno para 2013.
Así eran las cosas el siglo pasado.
España es ya el tercer país con mayor desigualdad social de la UE, solo superado por Lituania y Letonia y por delante de nuestro vecino Portugal, Bulgaria y Rumania. Pero, si hablamos de Salario Mínimo Interprofesional, la gráfica se da la vuelta. Luxemburgo, a la cabeza, cuenta con un SMI de 1544 euros, el más alto de la Unión. Holanda, Bélgica o Francia rondan los 1200 euros. Hay que bajar varios puestos para toparse con España que, con un SMI de 641 euros, se compara con países como Grecia, Portugal o Eslovenia. Bulgaria, con 115 euros, cerraría la lista.
El salario bruto medio anual en España es de 22.790,20 euros por trabajador. no obstante, el salario más frecuente es de 16.489 euros. El Banco Central Europeo (BCE) pronostica que en el futuro se produzca "una acusada caída de la remuneración por asalariado como consecuencia de nuevos recortes de los salarios del sector público y del impacto de la reforma laboral" en España.
Las nuevas generaciones no sólo tendrán difícil su emancipación económica sino que no podrán hacer planes de futuro y mucho menos formar una familia con descendencia a no ser que sean ayudados por la propia familia, pero la situación y los ingresos en los hogares cada vez está peor. El salario de muchos de los trabajadores de menos cualificación ha caído hasta los niveles de subsistencia. Se está produciendo lo que se conocen como devaluación interna y acelerada.
El aumento de la pobreza severa en nuestro país por la crisis, que ya alcanza al 5,2% de la población, ha provocado que se extremen las diferencias. El 10% más rico tiene ahora cinco veces más ingresos que el 10% más pobre, especialmente por el empeoramiento de la situación de los últimos. El 21,1% de la población española se encuentra por debajo del umbral de la pobreza.
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