Revista Cine

Hana-bi - 1997

Publicado el 10 junio 2018 por Jimmy Fdz
HANA-BI - 1997
Director: Takeshi Kitano
"Hana-bi" es la segunda película que Kitano dirigió y estrenó luego de su bullado accidente en moto. También es una de sus películas más reconocidas y aclamadas. Y con razón. Llueve ahora, lloverá mañana y dicen que el lunes va a nevar. Y yo me fabriqué una bonita libreta de notas. Hay que comenzar a aprovechar el invierno, las lluvias, los fríos y el silencio, la quietud generalizada que todo eso genera.
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Siempre me ha costado encasillar las películas que Kitano dirigió en los noventa, especialmente los títulos comentados estos días, porque decir que son cine de gángsters/yakuzas o thriller criminales-policiales no sería del todo exacto, para nada exacto, y tales etiquetas abarcarían apenas un porcentaje no mayoritario. Dicha cuestión se hace aún más evidente en el caso de "Hana-bi", que, sí, tiene pistolas y disparos y violencia y muertes, tiene policías y criminales, desarrolla arcos argumentales en donde los policías hacen su trabajo (seguirle la pista a los sospechosos) y los yakuzas el suyo (seguirle la pista a quienes no quieren obedecer sus abusivas y usureras reglas). Y todo esto está muy bien escrito, muy bien estructurado y desarrollado, confluyendo con total naturalidad, sin mencionar la siempre contundente puesta en escena de Kitano, cuya estética se ha vuelto perfectamente reconocible. Pero, por sobre todo, "Hana-bi" es un sentido drama sobre la pérdida, el vacío, el luto; sobre cómo sobreponerse a las desgracias, y seguramente me estoy quedando corto o estoy reduciendo a lugar común el potente y profundo despliegue emocional y poético de la obra de Kitano. Lo cierto, lo concreto, es que la película nos cuenta la historia de un policía que vaya que lo ha pasado mal: su hija murió, la esposa tiene una enfermedad terminal, su mejor amigo policía fue herido y ahora está en una silla de ruedas, otro colega fue muerto en el mismo incidente y más encima, tiempo después, deberá pedirle dinero a los yakuza para pagar los gastos médicos de la esposa. Pero el de Kitano no es un drama común y corriente que, por ejemplo, sigue la desgraciada cotidianidad del protagonista; antes al contrario, fiel a su intención intimista e introspectiva, el relato de "Hana-bi" es un fluir de recuerdos e imágenes, una suerte de cuadro cinematográfico que Kitano pinta minuto a minuto, compuesto por estos personajes que, después de tocar fondo, deben reinventarse, sobreponerse, mejorar... Así, por ejemplo, el expolicía ahora en silla de ruedas se dedica a pintar cuadros de estilo, en su mayoría, puntilista (y naíf, como mi amigo admirador de Kitano señaló alguna vez en una buena presentación); esto no deja de ser importante, dado que el mismo Kitano, luego de su accidente, comenzó a pintar, y de hecho los numerosos cuadros que vamos viendo durante el metraje son de su autoría. Y bueno, también está el protagonista con su esposa enferma, con la que comenzará unas tiernas vacaciones finales y definitivas a donde llegarán, motivados por los acontecimientos de la trama (que no es necesario develar), tanto policías como ladrones. Y aunque hay violencia y balas y sangre, también hay belleza, contemplación, humanidad, felicidad... Pero lo cierto es que también hay muerte y Kitano nuevamente, a través de esa potente poética suya, nos hace ver que Muerte y Belleza van inevitablemente unidas.
HANA-BI - 1997

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