Creador: Bryan Fuller
Nada más ayer les subía mis impresiones de The Americans, a propósito del final de su sólida segunda temporada, y hoy sigo en el sendero de las series con la versión televisiva de Hannibal -cuya primera temporada está comentada en este enlace-, cuyo segundo ciclo terminó recién este viernes. Es interesante este caso, porque la primera temporada no me gustó para nada -ya pueden leer mis motivos en el enlace dejado-, pero aún así decidí darle una segunda oportunidad, porque una nueva temporada puede ser un nuevo comienzo. Pues bien, no me equivoqué, ya que la calidad ha aumentado significativamente, y todo aquello que en la temporada pasada era reprochable, en esta ya no tiene lugar. Han mejorado en varios aspectos y eso se agradece, porque estamos ante una temporada contundente, demencial y mucho más compleja. Alegría alegría a mi corazón.
Lo mismo que en el post de ayer: no les voy a destripar los acontecimientos importantes de la primera temporada con tal de decirles de qué va la segunda específicamente. Sólo será esto: Hannibal Lecter es un asesino en serie, Will Graham un asesor del FBI, y entre ambos se desarrolla una singular relación amistad-profesional que en esta temporada sigue rumbos más profundos, simbólicos y sorpresivos que en la primera, a través de la situación particular -más favorable para uno- de cada cual. Y ya sabemos que los asesinatos no van a detenerse.
(Este párrafo lo escribí inmediatamente después de haber visto el primer episodio de la temporada, pues consideré que era mucho mejor plasmar la emoción del instante en palabras honestas. Lo que leerán a continuación no es agradable -sí lo es, quería ser dramático- y constituye básicamente predicciones y deseos de lo que serán los episodios posteriores)
Esta segunda temporada no puede haber empezado mejor: la primera escena, estilizada al máximo con cámaras lentas y ángulos llamativos, es una pelea. ¿Entre quienes? Nada más y nada menos que entre el famoso caníbal Hannibal Lecter y Jack Crawford, el sujeto importante del FBI. Es una pelea brutal, por decir lo menos, que durante los largos minutos que dura no escatima en dolorosos golpes para estos dos importantes personajes, lo que me llevó a pensar en lo siguiente: quizás esta pelea sea un sueño, una fantasía de un personaje cualquiera. ¿De Crawford? Lo dudo, siempre ha apreciado bastante a Lecter. ¿Del mismo Lecter? Más o menos probable, ya que no le ha tenido mucha simpatía al agente del FBI desde el inicio de todo ¿De Will Graham? Mucho más probable, ya que una pelea entre dos personas que no hacen más que manipularlo como se les dé la gana tiene más cimientos simbólicos propios de una fantasía. Real o no, la pelea sigue su violento curso hasta que Lecter le entierra un pedazo de vidrio en el cuello a Crawford, quien logra encerrarse en un armario y permanecer a salvo de Lecter unos cuantos minutos más. Mientras el caníbal intenta derribar la puerta del armario, nos vamos a otro lado. Corte a negro. Encima del fondo negro aparece la siguiente leyenda: 12
Sí que estaba emocionado, y qué bueno que dicha emoción no se haya tirado por la borda: los episodios restantes están fabulosos y ahora como conjunto 'Hannibal' no tiene fallas ni fugas. Estuve leyendo mi post sobre la primera temporada para anotar las fallas que ahora no se asoman, y me voy a concentrar en dos en particular, que resultaron ser las más molestas y que gracias a que ahora ya no están, la serie tiene un status superior.
Primero, el conflicto central y las tramas -que son bastante acotadas, a decir verdad; otro punto a favor: no hay rellenos ni idas por las ramas- están mucho mejor construidas y elaboradas que antes. En la primera temporada se podía decir que lo único que ocurría era el deterioro mental de Will Graham a manos de Lecter y sus estimulantes manipulaciones. Al principio estaba bien, pero luego se vuelve repetitivo y cansino -además, personajes importantes quedaban inexplicablemente en un olvido temporal-. Afortunadamente, no es el caso en esta segunda temporada. Para empezar, claramente la trama no permanece en el mismo punto los trece episodios; hay distintas etapas que se van superando, y no son sólo etapas "físicas" o "escenarios", como si de un videojuego se tratase. De verdad hay cambios en cómo se relacionan los distintos personajes, las sospechas que surgen, las confianzas y alianzas que se forman, los giros y vueltas de tuerca que ocurren, las situaciones inesperadas y las amistades que afloran. No es sólo Will-Graham-enloquecido-manipulado-por-Lecter. Hay una historia que evoluciona y avanza progresivamente, rápido pero de manera verosímil; hay personajes que realmente evolucionan, que no tienen una mirada o función fija. En definitiva, todo está mejor construido en esta temporada. Narrativamente está muy bien hilado, logrando que los momentos dramáticos -los más intensos y los más calmos, otra cualidad- sean más dramáticos, potentes y emotivos.
Además, todo está aderezado por esa pelea inicial que tanto me emocionó. Fue una gran jugada, probablemente LA jugada que necesitaban para atraer y mantener la atención. De hecho, una pelea que ocurrirá más avanzado el relato mostrada al inicio hace que todos los hechos que estamos mirando tengan una cuota mayor de incertidumbre y poderío dramático. Para concluir este párrafo, estos son trece episodios muy bien escritos, de gran construcción y desarrollo del suspense, como si el mismo Hannibal Lecter lo hubiera planificado todo en su gigantesca inteligencia y sabiduría.
Segundo, si ya escribí sobre la estupenda construcción de la trama, ahora toca referirme al gran desarrollo de los personajes. Brevemente me voy a referir a Will Graham. Creo que ya escribí más o menos largo sobre él en el post de la primera temporada, dejando claro que era un tipo cuya habilidad constituía a su vez una debilidad potencialmente letal. 'Ponerse en el lugar' de los asesinos no es para tanto si es que eres fuerte de mente, pero Will, sin decir que es débil, cayó en las redes del doctor Lecter, quién lo manipulaba a su antojo para jugar con su identidad y confundirlo con respecto a si es un asesino o sólo alucina serlo. Todo bien, situaciones repetitivas a cada episodio pero bien igual, Graham tiene una psicología única y compleja, aunque demasiada apegada a las reglas, como si de un dogma se tratase. En esta segunda temporada Graham se da cuenta de que las cosas no son así de simples, y comienza a pensar y actuar de una manera más heterodoxa, siempre cazando a Lecter y a su vez siendo cazado por él. Esta heterodoxia hace que el mismo Graham como su relación con Lecter sea más interesante, estimulante y rica. Ahora tenemos a un Graham más complejo, y al no estar tan atado a convicciones muy rígidas permite que hayan variedad de acciones y que las cosas no sean tan estáticas como en la primera temporada.
Pero lo realmente importante, el gran logro de esta temporada es haber hecho de su Hannibal Lecter un sujeto más humano, mostrando atisbos de emoción genuina y de la filosofía de vida bajo la cual vive. Ya no es tan plano como me parecía en la temporada anterior. Ahora cada intervención suya está acompañada por algún motivo mucho más elaborado que la simple curiosidad de jugar con la mente de un sujeto inestable; sus motivos se leen mejor, revelando a un Lecter admirador de otros asesinos, con una opinión precisa sobre la muerte, la vida, la fe y un montón de cosas más. Este Lecter tiene más calor humano. Además, siempre es genial cuando un personaje es tan culto como él: veamos, el tipo cocina como los dioses, pelea como un profesional, sabe nadar bien, compone piezas de piano, sabe tocar el Theremín, dibuja prodigiosamente, sabe idiomas -como el italiano-, conoce muchos lugares y culturas, entre otras cosas del amplio espectro de conocimientos que posee y domina a la perfección. Es realmente interesante escuchar a un tipo como él hablar sobre el asesinato, el suicidio y tantas cosas más. Y todo esto se aprecia en cómo mata: hay claras diferencias cuando mata por placer y curiosidad a cuando lo hace por enojo y odio. Como digo, un Lecter más humano, con varias capas que descubrir. Realmente, se roba la temporada, más que Graham. De todas formas, ambos están estupendos.
Todavía sin soltar a Lecter y Graham, ahora me toca decir que la relación entre ambos está más depurada, resultando mucho más sólida que en la primera tanda de episodios -cuantos sinónimos y eufemismos para 'temporada'-. No me extenderé en este apartado, pues ya se ha ido dibujando mientras escribía sobre cada uno en particular, pero vale la pena anotar que al estar mucho mejor construidos, al ser más humanos los dos pilares de la serie, su relación también se humaniza y adquiere tintes más personales y emocionales. La curiosidad de Lecter ya no es exclusivamente tal, hay verdaderos sentimientos involucrados; y Graham -que ya aprendió la lección- también mira con más atención y precisión a un Lecter que no es el monstruo tan horripilante que alguna vez le pareció -aunque lo sigue siendo-. Digamos que estas son las premisas, porque a lo largo de los episodios las cosas cambian una y otra vez; la relación entre ambos hace combustión con cualquier cosa, todo acecha, todo es peligro ¿Qué tanto se puede acercar Lecter a Graham? Genial resulta que al estar más alerta, Graham ya no sea un simple títere. Además, la influencia ya no es unidireccional, Graham también tiene mucho que aportar y manipular.
Si hay algo que caracteriza a 'Hannibal' -la serie- es su estética bien cuidada. En la primera temporada me resultaba bonita y deslumbrante, pero no dejaban de ser -ante mis ojos- meros caprichos visuales para demostrar las locuras que se pueden lograr con efectos especiales. Admito que había excepciones, y algunas secuencias -las de la locura de Graham- tenían fundamento narrativo, pero no dejaban de caer en el exceso un tanto gratuito. En esta temporada, para empezar, las secuencias 'mentales' son diez veces más demenciales, básicamente porque tienen cimientos narrativos que nacen de la dañada psicología de sus personajes. Y no me refiero a aquellas secuencias en cámara lenta donde se notan las vibraciones que dejan en una mejilla un par de balas, me refiero a las alucinaciones y los sueños. Como digo, son totalmente demenciales y además presentan componentes simbólicos que hacen que esos intensos momentos sean mucho más interesantes e incluso deliciosos. Por lo demás, las escenas restantes -las más 'normales'- también tienen una atmósfera malsana, asfixiante y opresiva. Súmese a ello la elegancia de todo el conjunto y la tensa y fría calma que a veces se siente y tienen una excelente estética.
Esto me lleva al episodio final, del cual no voy a revelar nada, tranquilos. Nada más les digo que es increíblemente intenso, primero porque de fondo se escucha continuamente el rápido tic-tac de un reloj que no vemos, y que para mi es algún tipo de metáfora -más compleja que el hecho que anuncie que algo malo va a pasar, y que va a pasar pronto-. Segundo, porque pasan muchas cosas importantes, otras inesperadas y sin duda varias macabras. Tercero y último, las secuencias de los hechos macabros-inesperados-importantes tienen esa deliciosa demencia característica. Cámara lenta, mucha sangre, música envolvente, ese tic-tac perpetuo... no es un final que se olvide así como así, te deja con el enigma y la duda.
No hay que dejar de lado el aspecto simbólico. Y de verdad es imposible hacerlo, ya que tenemos la presencia del río con el que Graham sueña, la taza que se rompe, el búfalo -si no lo es lamento la equivocación de animal-, y ese ser negro con ojos blancos y grandes cuernos. Está claro que cada uno de esos objetos son símbolos que representan algo o alguien, pero debo admitir que no me ha quedado del todo claro. Quiero decir, a priori el búfalo es Graham, el extraño ser es Lecter, el río es una especie de paraíso para Graham y la taza rompiéndose es la vida misma. Aunque supongo que el extraño ser también puede representar el asesinato. Quizás lo tenga más o menos claro, pero en ocasiones las cosas se tornan un tanto confusas. En cualquier caso, 'Hannibal' no es una serie que trate sobre el asesinato como obra de arte, cosa que se escribió bastante en su momento. Para Lecter el asesinato es una obra de arte al igual que para los otros asesinos que aparecen fugazmente. Digo, cada escena del crimen tiene una puesta en escena, pero no es lo central, lo medular de la temporada. Sin estar muy muy seguro, todo se reduce a la relación Lecter-Graham, relación que trasciende lo policial y lo social. Lo suyo es más psicológico y ahí radica la fuerza dramática de los trece episodios. Todo nace de lo que surge entre esos dos.
La complejidad yace en estos dos personajes, y no va más allá de ese radio.
En fin, estamos ante una segunda temporada que mejora notablemente y con creces lo hecho en la primera. Se mejoran gran cantidad de cosas que hacen de este segundo ciclo uno más potente, redondo y sólido. No recuerdo episodios que me hayan parecido malos o rellenos. En esta temporada de verdad se concentraron en lo importante, la relación Graham-Lecter, y tejieron toda la trama a partir de ello. Me parece que la tercera temporada ya está confirmada, y espero que sea tan buena -y por qué no, mejor- como esta. Recomendable.