Ayer lo teníamos todo en contra. El astronauta menor malo. Una reunión de trabajo por la tarde, otras reuniones del padre astronauta, el astronauta mayor sin saber quién le podría recoger del cole y.... entradas a las 20:00 en el Teatro Real. Yo así no salgo. Era lo que más me repetía. No vuelvo a sacar entradas si no son para el mismo día. Siempre me ocurre lo mismo. Cuando tengo algo ocioso que hacer, me pongo mala, no encuentro sitio para aparcar o me ponen reuniones de última hora. Todo en contra pero guiada por la ilusión del padre astronauta por ver Hansel y Gretel, no protesté más y me dejé llevar. Foto: Teatro Real¡Qué maravilla! No soy nada entendida en ópera pero me deslumbro cada vez que voy. Un gran montaje, maravillosas voces y mejor orquesta.
Por primera vez sentí eso de que "la música amansa a las fieras" es cierto. Poco a poco se me fueron diluyendo las prisas, las carreras del día, los nervios de llegar a las 19:55 y el agobio de "que no le suba más la fiebre", "qué tal estarán cenando", "vaya estrés mental tengo"..... Y llegó un momento en el que empecé a disfrutar del todo. El ambiente, los violines y el momento hicieron el resto. La obra termina mañana pero la recomiendo una y mil veces por si vuelve. También recomiendo la cena de después, un jueves por Madrid, casi nevando, poca gente y grandes sitios.
Mereció la pena. Luego siguieron los dalsys, apiretal, febrectal y los "mamá quiero a tu cama", "por qué has venido tan tarde" y alguna que otra vomitona nocturna. Pero todo bien. Felicísimo viernes a todas!