Happy Ever Afters: encontrar el amor en tu casamiento

Hace ya unos cuantos días que venía teniendo algo así como el síndrome del desgaste cinéfilo. Algo que en vacaciones, el mejor espacio para ponerse al día con una lista interminable de visionados, puede llegar a ser mortalmente irritante. Asique de vez en cuando me conformé con pelis cazadas en cable como esta simpática comedia irlandesa de Stephen Burke, nombre que no destaca demasiado al ser este su primer largometraje después de incursionar en la dirección televisiva y de algunos cortos. Happy Ever Afters no deja de ser una comedia de enredos, aunque super sencillita como solo el cine inglés- o en este caso irlandés- suele ser, una especie de Muerte en un funeral pero en el ambiente casamentero. Personajes carismáticos, sobre todo su protagonista, Sally Hawkins a quien ya viéramos en Happy Go lucky, y varios secundarios que lejos de rellenar dan los verdaderos toques de humor y atractivo.
El argumento gira en torno a una madre soltera totalmente en bancarrota a punto de perder su casa. Para salir de tamaña situación accede a casarse con un africano a punto de ser deportado. El festejo se realiza en un hotel con dos salones por lo que dos matrimonios terminarán chocando y entremezclándose mientras pululan por ahi dos falsos camareros, en realidad agentes de la migra que sospechan del arreglo.
Lo que atrae del film es justamente la sencillez con que está armado, algo que puede aburrir a muchos sí pero que al menos da un paso al costado de la consabida comedia romántica típica. Sin llegar a la genialidad de la comedia de Frank Oz o lejos de tener alguna de las escenas épicas de aquel, sale bastante bien parada, correcta y entretenida como para ver en familia y pasar una tarde de Domingo agradable. Se reconocerán personajes un tanto tópicos pero no por ello menos entrañables y se conseguirá más de una sonrisa aunque poco lagrimeo sentimental, cosa que no viene mal para este tipo de films.

Ambas novias coincidiendo en un recreo del festejo

Debo admitir que el cine de esas latitudes siempre me deja buen sabor de boca. Quizá por esa frescura con que plantan a los protagonistas, ese color local puesto en sencillísimos detalles y esa falta total de pretenciosidad grácil por la que parecen esmerarse a veces desmedidamente allá en el Norte, Happy ever After es un pequeñísimo pero ágil, mínimo pero cálido film.
Si no guardan más expectativas que esas seguramente lo disfrutarán, si buscan descostillarse de risa probablemente los defraudará.