Hoy toca miniserie policial británica. No nos plantea una trama sorprendente, ni tiene un asesino en serie chupando cámara. Tampoco tiene un argumento lleno de giros difíciles de seguir, con personajes que parecen lo que no son. En 'Happy Valley' las cartas están sobre la mesa desde el principio y son los personajes y su manera de llevar el drama lo que se lleva toda nuestra atención. Esta miniserie de seis capítulos ha sido renovada para una segunda tanda.
Happy Valley
2014-
Catherine Cawood es una sargento de policía en un pequeño pueblo de West Yorkshire. Hace años fue inspectora, pero algo sucedió en su vida que le trastocó todo: su hija se suicidó y Catherine se hizo cargo de su nieto Ryan. Desde entonces, dejó el puesto y volvió a ponerse el uniforme. Ahora, mientras ella se enfrenta a la salida de la cárcel de su enemigo número uno, Tommy Lee Royce, en otra parte de la ciudad Kevin, un contable nervioso e impulsivo, se plantea si secuestrar a la hija de su jefe puede ser la solución a sus problemas económicos.
Así arranca 'Happy Valley', que alterna dramas personales con el caso del secuestro de Ann Gallagher, todo a cara descubierta. Desde el principio sabemos quién es quién, somos testigos de todo lo que está pasando y solo nos queda esperar a que el final se ajuste a lo esperado, viviendo en el proceso la desesperación de unos, las dudas de otros y la tensión de todos.
De lo más destacable de esta serie, que aunque finaliza trama tendrá segunda temporada, es la interpretación de alguno de sus protagonistas. Sarah Lancashire ('Coronation Street', 'Galerías Paradise', 'Last Tango in Halifax'), quien encarna a Catherine, hace un papelón, y el siempre histriónico Steve Pemberton ('Psychoville', 'Whitechapel', 'Inside nº 9') clava al contable al que se le va su plan de las manos.
La mezcla de drama policial con drama familiar funciona. Cuando lo profesional se convierte en personal las historias de policías ganan en carga emocional. No es el típico caso frío y ajeno de una serie de polis o detectives donde el protagonista es simplemente el encargado de dar con el culpable y luego se va a su casa como si nada. Aquí todo queda en familia. La tensión está a flor de piel y esa motivación extra hace que la serie gane muchos puntos.
'Happy Valley' es de esas miniseries que se ven de una sentada. Aunque ha sido renovada, como la trama acaba en el sexto capítulo, la podemos considerar una serie cerrada. Quien quiera se puede quedar solo con la primera temporada. Merece la pena. No es nada pretenciosa y se hace creíble, y se disfruta mucho con el trabajo de los actores (alguno hay más flojo, pero se le perdona).
En fin, los que os pongáis con ella ya nos contaréis. En el grupo de Facebook ya tiene sus fans.