La de hoy, en cambio, está en las antípodas de aquella primera y te la traigo “en exclusiva” porque, sin ninguna duda, es la reseña con la que siempre soñé y nunca pensé que alguna vez pudieran hacerle a un libro mío. Se trata de una reseña independiente; la típica lectora del género que da con un libro, se enamora de la historia que narra, escribe una reseña y la publica en un blog.
Harley R. es una novela intensa, que despierta las emociones del lector. En este sentido, (más o menos) contaba con que los comentarios y valoraciones que recibiera serían del mismo tenor; apasionadas, emocionantes, intensas… Como escritora sé qué difícil es comunicar lo que sientes cuando lo estás sintiendo. Las emociones te abruman y tienes la impresión de que al diccionario le faltan palabras, porque no parece posible que con tantísimos vocablos como tiene la lengua castellana, te veas obligada a echar mano de las mismas de siempre, que son las únicas que te vienen a la mente en esos momentos. Pero si es difícil hilar un centenar de palabras en medio de la emoción, ¿te imaginas lo que supondría intentar explicar por qué lo sientes, qué cuerdas íntimas, escondidas en lo más recóndito de tu ser, ha conseguido tocar la autora, y cómo lo ha logrado? Eso, justamente, es lo que intenta hacer Zuriñe, la dueña de la reseña en cuestión.
Y lo clava (sin saberlo jijiji).
La segunda entrega de la Serie Moteros es una novela extensa y lo es, precisamente, para permitirme plasmar esas emociones, esa ’normalidad’ y ese desarrollo a los que se refiere Zuriñe. Ni más ni menos. Y sí, desde el principio supe que era un riesgo y soy consciente de que cualquier editora me habría pedido que usara la tijera a discreción. De hecho, hay reseñas que, a pesar de puntuar muy alto la novela, indican que le sobra páginas. Pero la autoedición es un riesgo en sí misma -al menos, para todo escritor al que le importe su carrera literaria-, y no me dedicaría a esto de no estar dispuesta a correrlo.
Así que, como imaginarás, fue gratificante y super emocionante leer sus palabras, saber que hablaba de mis personajes, y, muy especialmente, comprobar lo bien que me ha calado aunque ella siga preguntándose “cómo”. Por favor, guárdame el secreto ;)
Si te apetece leer la reseña con la que siempre soñé pero nunca imaginé que pudieran hacerle a un libro mío, pincha aquí.

Por cierto, Evel está que no cabe por las puertas desde que la leyó ;)
