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Harold Pinter. “Las células cancerígenas son las que han olvidado cómo morir”. Entrevista
Publicado el 12 marzo 2012 por LilikEntrevista a Harold Pinter, dramaturgo, guionista, poeta, actor, director y activista político nacido en Inglaterra en 1930 y que fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 2005.
Esta entrevista a Harold Pinter fue realizada en 2008, poco después de que superar un cáncer. Esta enfermedad impregna toda las reflexiones de un autor excepcional que falleció pocos meses después de conceder esta entrevista.
–Su poema, Células Cancerígenas, se publicó en The Guardian. Fue en realidad una llamada a las armas contra su tumor, ¿verdad?
– Sí, lo escribí cuando me estaba sometiendo a la quimioterapia, y en quimioterapia tú te sientas y una enfermera te pone una cosa en el brazo –la quimio– , una enfermera en particular me dijo: “Las células cancerígenas son las que han olvidado cómo morir”. Me impresionó tanto lo que dijo que cuando salí escribí el poema. No sabía si iba a morir o no, y ese poema, pienso, representa precisamente lo que sentía en ese momento. No tenía idea de lo que iba a suceder y, de hecho, ha pasado todo un año desde entonces, pero tengo que decir que, como dice uno de los versos, “tengo que ver muerto mi tumor, un tumor que olvida morir pero tiene intención de matarme a cambio”. De hecho, me alegra decir que he visto morir a mi tumor. Así que, en referencia a esa experiencia, quiero quitarme el sombrero ante el cirujano que lo hizo, un hombre extraordinario como son, por supuesto, estos cirujanos. Uno necesita dos cosas para sobrevivir cuando tiene una enfermedad como ésta. La primera es un cirujano brillante, y la otra es una mujer brillante, y yo tuve la suerte de tener las dos. Así que para mí todo se ha convertido en una especie de mal sueño. Ha sido como estar en un bosque bastante impenetrable, en el que literalmente los árboles impiden ver el bosque. En otras palabras, la mitad del tiempo no tenía ni idea de lo que pasaba, durante la operación y al salir de ella. Antes nunca había estado enfermo así que fue bastante extraordinario, a los 71 años, encontrarme de repente en el hospital enfrentado a un cáncer muy grave y a una operación importante. Fue algo que ni me había planteado.
En un océano sin saber nadar
–Usted ha sido un luchador toda su vida, pero esta amenaza era interna en lugar de externa.
–Era ambas cosas. Externa en el sentido de que el cirujano tuvo que abrirme el cuerpo. No me di cuenta de lo que iba a hacer hasta después, cuando vi las cicatrices, ya sabe. No sabía su extensión. Y creo que mi estómago está en otro lugar en este momento. Pero era también interna, tiene usted razón, en el sentido de que me encontraba en un mundo muy oscuro que era imposible de interpretar. No conseguía entenderlo. Así que durante dos o tres semanas estuve en otro lugar, estuve completamente en otro sitio, no muy agradable, debo decir. Es como si te lanzaran a un océano en el que no puedes nadar. No tienes ni idea de cómo salir y simplemente flotas de un lado a otro, te inclinas de un lado a otro mientras unas olas tremendas te golpean. Es todo muy oscuro. El caso es que aquí estoy.
–Cuando uno pasa por la experiencia que usted ha vivido piensa a menudo en el tiempo, en la urgencia y en las prioridades. Incluso con su afamada energía, ¿existe algún trabajo que prefiera hacer más que otro, la política o escribir, o…?
–Ahora mismo el principal objetivo de mi vida es simplemente sobrevivir, seguir aquí. Ésa ha sido mi principal preocupación. Y eso se reduce a hechos sencillos, me refiero a cómo usas tu energía, conforme va aumentando la energía, cómo dispones de ella, y también la dieta y esas cosas. Mi mujer presta mucha atención a eso. Así que ésa es, en realidad, mi principal preocupación. He escrito un poema, por cierto. Las palabras en la página…, todavía me encanta hacer eso como lo he hecho durante 60 años. Esa excitación se mantuvo cuando miré la página. De repente, empecé a escribir una obra muy corta, pero una obra corta significa tanto para mí como una larga. Así que no sé… Espero que el próximo año sea más pleno y mejor, porque me sienta más fuerte.
–¿ Cree que está usted cambiando debido a esta experiencia? ¿El Harold Pinter esencial ha cambiado?
–Soy más consciente de la muerte. También, durante muchos, muchos años he estado muy metido en política, y con bastante pasión. Ahora me dedico a ella con la misma pasión, pero he salido de esta experiencia con una actitud más imparcial. Veo el mundo de manera más objetiva, en lugar de… bueno, formo parte de él, pero también estoy fuera y puedo ser testigo de varias cosas que siguen siendo tan importantes como siempre, pero soy un testigo en lugar de estar directamente en la vorágine.
–Ha hablado antes del placer que le produjo escribir ese último poema. El lenguaje ha sido una pasión suya de toda la vida, y sé que el abuso del lenguaje y su significado es algo que le ha indignado a lo largo de los años; expresiones como “intervención humanitaria” y “mundo civilizado” y “eje del mal” que se utilizaron el año pasado, y la que acabamos de empezar a oír recientemente, “cambio de régimen”.
–Mi favorita es la de “pueblos amantes de la libertad”. Cuando oigo a Bush decir que “en nombre de todos los pueblos amantes de la libertad vamos a seguir la lucha contra el terrorismo” y demás, me pregunto cómo son “los pueblos que odian la libertad”. Nunca he conocido a nadie así, y ni siquiera me lo puedo imaginar.
En otras palabras, está diciendo estupideces. Ese es el tipo de retórica al que usted se refiere, que es realmente un lugar común en lo que llamamos el mundo occidental. Pienso eso cuando miro a un hombre como nuestro primer ministro –que, según creo, es un cristiano muy sincero y serio– que, según tenemos entendido en este momento, está planteándose el volver a bombardear Irak, lo cual sería un acto de asesinato premeditado porque si bombardean Irak, no se van a limitar a matar a Sadam Hussein . De hecho, eso no lo van a hacer en ningún caso; Sadam tiene sus recursos. Lo que harán, como siempre, es matar a miles de personas completamente inocentes. Algo que se me escapa por completo es cómo Tony Blair puede resolver eso moralmente. Desearía que decidiese si es cristiano o no. Si dices, “voy a bombardear a estos malditos y me importa un bledo”, pues los bombardeas, pero esa no es una actitud cristiana en mi opinión. Si uno adopta una postura cristiana, no puede decir eso. Así que pienso que respecto a lo que estamos hablando hay una hipocresía extraordinaria y una distorsión del lenguaje en general, lo cual es, en sí mismo, extremadamente destructivo, porque el lenguaje nos dirige a todos, ¿no es cierto? Políticamente nos dirige en todo tipo de campos. Pero lo que encuentro realmente peligroso y desagradable es el tipo de lenguaje que escuchamos recientemente: “intervención humanitaria”, y no olvidemos “libertad” y “democracia” y todo lo demás. En realidad es justificar un acto simplemente autoritario para controlar y mantener el poder. Y la cuestión de destruir seres humanos mientras eso sucede parece ser irrelevante. Hay una pequeña anécdota que tengo que contarle. Durante el bombardeo de Serbia, hace dos años, había un mercado en una aldea llamada Nis . Yo he sido testigo presencial de este hecho. Una mujer estaba sentada con su hijo de cinco años en un banco del mercado, comiéndose un bocadillo. Y de la nada, empezaron a caer bombas, bombas estadounidenses. El mercado se convirtió en un caos. Unas 40 ó 50 personas murieron. Esta mujer buscó a su hija que había salido disparada de sus brazos. Encontró la cabeza de la niña en la alcantarilla.
Criminales de guerra
”Pero el primer ministro Blair y el expresidente Clinton nunca reconocerían la cabeza de esa niña. De hecho, la muerte y el que se le hubiese arrancado la cabeza a la niña sería totalmente irrelevante para esa gente. Sostengo, y realmente lo creo, que Clinton y Blair deberían ser procesados por crímenes de guerra. Porque no sólo lo hicieron ilegal, ilegítimamente –en mi opinión, inmoralmente– sino que lo justificaron como “intervención humanitaria”. Y ya hemos tenido bastante de esas sandeces.
–He leído que una vez que fue evacuado de niño… hablaba usted de las bombas y de que se había llevado su bate de críquet. Y esto me lleva a su amor por el críquet y su devoción por el juego. ¿Cómo encajan el críquet, el teatro y la política?
–Mire, la vida de uno tiene muchos compartimentos y me parece que el críquet es un acto de guerra maravillosamente civilizado. También lo encuentro estéticamente muy agradable. Me encanta el campo inglés, y el críquet se juega normalmente en un campo de hierba, con una especie de cielo azul y árboles. Lo encuentro extremadamente satisfactorio. Me fascinan los detalles del juego. Antes jugaba mucho. De hecho, fui capitán de mi club unos cinco años. Casi me mata.
–¿ No es el críquet un juego con muchísimas reglas?
–Sí, definitivamente sí.
–Me confunde que una especie de quebrantador de normas o alguien que toda su vida ha luchado contra el sistema juegue al críquet.
–Nunca me habían preguntado eso antes. Me gustan las reglas que redundan en beneficio de la humanidad. Pienso que hay normas buenas y otras que son fatales, y pienso que las reglas del críquet son totalmente respetables.
–Ha aceptado recientemente el título de Compañero de Honor, pero rechazó la oferta de Major de convertirlo en sir. ¿Por qué ha aceptado lo uno y no lo otro?
–Me parecieron dos cosas completamente distintas. La oferta del título de sir me pareció algo imposible de aceptar. No porque viniese de un gobierno conservador, como fue en su momento, sino de cualquier gobierno, el título de sir me parece sórdido. Me habría parecido bastante ridículo que me llamasen “sir”, pero lo principal era que me parecía que un galardón así era un galardón del gobierno. Mientras que el título de Compañero de Honor me parece fuera de tales consideraciones. Lo interpreté como un premio del país, por así decirlo. Al fin y al cabo, por muy crítico que haya podido ser respecto a este país y a lo que pasa aquí, y a Tony Blair , etcétera, y a nuestra relación con Estados Unidos, etc , sin embargo: a) me gusta el críquet; y b) vivo en este país. Llevo viviendo y trabajando aquí casi sesenta años, así que tengo una relación muy estrecha. Debo decir también que recibí la carta del nombramiento dos días después de salir del hospital, y me sentía bastante mal, así que me animó.
Células cancerígenas
“Las células cancerígenas son aquellas que han olvidado cómo morir”, enfermera del hospital Royal Marsden
Han olvidado cómo morir
y de ese modo prolongan su vida asesina.
Mi tumor y yo luchamos con todas nuestra fuerzas.
Una doble muerte está, espero, descartada.
Necesito ver la muerte de mi tumor
Un tumor que ha olvidado la forma de morir
y planea sustituir su muerte por la mía.
Pero yo sí recuerdo cómo se muere
Aunque todos mis testigos estén muertos.
Y recuerdo que hablaban
De tumores que les volvían
Tan ciegos y tan mudos como habían estado
Antes de que apareciese la enfermedad
Que trajo al tumor.
Es posible que las células negras se sequen y mueran
o tal vez canten alegremente y se salgan con la suya.
Se reproducen tan silenciosamente, día y noche,
que no reparas en ellas, nunca te avisan.
Fuente
http://www.dramateatro.com/index.php?option=com_content&view=article&id=16:harold-pinter-sobrevivir-es-mi-principal-objetivo&catid=9:entrevistas&Itemid=11