Buenas intenciones y mucha profesionalidad, eso es lo que encontraremos en Harris Haare, un film cuyo principal –e importante– mérito es haber nacido sin una productora que le ampare o una subvención que ayudara a sus directores a salir adelante cuando las cifras se ponían muy cuesta arriba. Con estas condiciones tan adversas, a las que sumaremos la falta de un distribuidor, nadie diría que el proyecto vio finalmente la luz en el pasado Atlántida Film Festival y que actualmente forme parte del catálogo de Filmin.
¿Y qué historia hay tras Harris Haare? Una caracterizada por el entusiasmo y el esfuerzo de dos amigos, Miguel Ángel Tavera y Javier Córcoles, que vieron en la banda de funk-rock austríaca Harris Haare un material y una historia merecedora de enormes sacrificios económicos. Contaron para el rodaje del proyecto, que en sus inicios no estaba muy claro si iba a ser un documental, un videoclip o un corto, con una simple videocámara y un modesto micrófono. Miguel Ángel y Javier regresaron a España con un material rodado en alemán, idioma que ambos desconocían –al menos para montar la película– y un presupuesto que revitalizaron los apoyos económicos y anímicos de sus familiares y amigos, y todos aquellos que descubrieron su proyecto y apostaron por él.
Meses más tarde, en un encuentro de productoras europeas celebrado durante la Berlinale, tuvieron la oportunidad de explicar su aventura y escandalizar con su osadía a diferentes distribuidores.
Las lecturas, todas positivas, dicen que existe otra forma de hacer cine, más arriesgada, más compleja, en la que la pasión lo es todo y el “amor al arte” un tópico que vuelve con fuerza en esta nueva era de extintas subvenciones.